SHABBAT PARA

Este Shabbat se llama “Pará”,  es uno de los Shabbatot especiales antes de Pésaj. Se llama así por la lectura adicional de la Torá (maftir) que se hace en este día, tomada del Libro de  Bamidbar, capítulos 19:1-22, que detalla las leyes de la Pará Aduma (bovino pelirrojo) que debía ser sacrificada y sus cenizas se utilizaban para la purificación de que ellas personas que habían estado en contacto con un cuerpo muerto o algún otro tipo de impureza relacionada y, por lo tanto, necesitaban purificarse antes de llegar al Templo para la festividad de Pésaj.

El mandamiento de la Pará Adumá es considerado por muchos como un “joq”, un tipo de mandamiento cuya razón no la entendemos completamente,  un decreto divino más allá de la lógica humana, ya que esas mismas cenizas que purifican a alguien que está impuro , impurifican a que estaba puro.

Shabbat Pará se celebra siempre antes de que comience el mes de Nisán  y nos recuerda —incluso hoy en día— la proximidad de Pésaj y sus múltiples preparativos.

 

El Midrash (Bamidbar Rabbah, 19, 8) una historia aleccionadora:

“Un individuo no judío se acercó a Rabbán Yojanán ben Zakai y le pregunto provocativamente: “Ustedes los judíos, ¡practican magia! Traen una vaca, la degollan, la queman, toman sus cenizas la mezclan con agua, y si uno de ustedes se ha impurificado con un muerto – le echan dos o tres gotas, y le dicen: ‘Te has purificado’. ¿Qué clase de cosa es esa?

Rabán Yojanán, que conocía bien el fenómeno de los curanderos y el exorcismo, muy común entre los gentiles, le preguntó al gentil: ¿Qué hacen ustedes cuando alguien está poseído, y entra en él un espíritu de locura? El gentil respondió: ‘Traen hierbas y las queman debajo de él y le rocían agua encima, y el espíritu huye’. Le dijo Rabán Yojanán: Eso es exactamente lo que hacemos. Las gotas de agua con las cenizas de la vaca hacen huir al espíritu de impureza.

Después de que el gentil se retiró conforme con la respuesta que recibió, los discípulos dijeron a Rabán Yojanán: “Ahora, Rabí, danos la verdadera explicación (ya que en el judaísmo no creemos en el exorcismo).

Le dijo Rabán Yojanán a sus discípulos: .., ni el muerto realmente impurifica ni el agua intrínsecamente purifica, sino que el Santo, bendito Él lo ha decretado así. “Esta es una ley [arbitraria] que Yo he establecido, y no tienes permiso de transgredir Mi decreto’.

Para cada mandamiento tenemos explicaciones hermosas y convincentes. Pero al final necesitamos recordar que la razón verdadera por la cual obedecemos los mandamientos es que así lo mandó el Santo, bendito Él.  Nosotros solo somos sus soldados.