Es importante presentar el contexto histórico en el cual se desarrolla el segundo capítulo de Meguilat Ester. Ajashverosh, Jerjes, está de regreso en su palacio de Shushán. Ha sufrido una de las más humillantes derrotas militares a manos de los griegos. Se había embarcado en lo que se conoce como “Las segundas Guerras Médicas” , para las cuales había preparado un ejercito de millones de soldados. Tuvo sus contratiempos en la batalla por tierra, como la célebre batalla de Termópilas, en la cual su enorme ejército fue demorado por 300 soldados espartanos, lo que bajó la moral de los persas y le dio a Atenas más tiempo para prepararse. Ajashverosh terminó destruyendo Atenas, la dejó en cenizas, pero luego perdió la guerra en el mar, en la batalla de Salamina, y tuvo que regresar a Persia. Luego de esta derrota, el imperio persa nunca más atacó Grecia. Y fue el inicio del declive del imperio persa, que eventualmente culminaría con su conquista por Alejandro Magno en 331 a.e.c.
Nada de esto está mencionado en la Meguilá porque, como ya lo explicamos, fue escrita durante el reinado de Ajashverosh, y mencionar esa derrota hubiera sido ofensivo para el emperador o el imperio. La Meguilá está escrita con eufemismos, y para conocer su contexto histórico y entenderla acabadamente uno debe familiarizarse con los datos históricos externos, que de otra manera, solo se puede identificar entre las líneas.
De ahora en adelante, nos encontraremos con un Ajashverosh que ya no se dedcia a ostentar sus riquezas ni buscar honores, como en el primer capítulo. Este nuevo Ajashverosh vencido está ahora en modo “supervivencia”, obsesionado con defenderse de traidores que quieren derrocarlo, y actuando con el tipo escapismo de un individuo rico y deprimido: entregado al alcohol y a su harén, como lo demuestra en detalle este segundo capítulo.
VERSICULOS 1-4
El rey Ajashverosh está de regreso en Shushán. Humillado y deprimido por sus humillantes derrotas. Ahora se disponía a buscar una nueva reina para reemplazar a Vashti, a quien extrañaba, dice el Rab Tsahalon, por su inigualable belleza. Sus consejeros le sugieren organizar la búsqueda de una nueva reina, entre todas las señoritas solteras y bonitas del imperio. En el gigantesco imperio persa vivían por lo menos 20 millones de personas. Por lo que miles de jóvenes mujeres debían ser identificadas en todas las provincias del imperio y pre seleccionadas. Las elegidas serían transportadas a la ciudad de Shushán y de allí al harén real. El encargado del harén, un eunuco de nombre Hegai, se ocuparía de la última preselección y de prepararlas para el rey, proveyendo sus vestimentas y sus perfumes. De esta manera el rey podria encontrar a una nueva reina que lo haría olvidar de Vashtí. El rey aceptó el idea y el plan se puso en marcha.
VERSICULOS 5-7
Aquí la narración de la selección de la reina se detiene para introducir la biografía de los dos héroes de la historia de Purim: Mordejai y Ester. Comenzamos por Mordejai. En el año 597 a.e.c, once años antes de que fuera destruido el primer Templo de Jerusalem, el emperador Nebujadnetsar exilió a más de 20.000 judíos y los llevó a Babilonia junto con el rey Yehoyajín (גלות החרש והמסגר). Entre los exiliados había un refugiado judío llamado Quish, que pertenecía a la tribu de Benjamín. Su hijo fue Shim’i y su nieto Yair, que era el padre de Mordejai. Mordejai, por lo tanto, representaba la cuarta generación de refugiados judíos que habían sido exiliados a Babilonia 120 años atrás, y vivían ahora como ciudadanos del imperio persa. Abijayil era el hermano de Mordejai. Abijayil y su esposa fallecieron, y dejaron una joven hija huérfana de nombre Hadasá, que fue adoptada por Mordejai como su propia hija. Como suelen hacerlo hasta hoy en día muchos judíos de la diáspora, la joven tenía aparte de un nombre hebreo, un nombre no judío: Ester. La Meguilá describe la belleza de Ester con dos atributos que la destacaban y que demuestran que poseía una belleza superior a la de Vashtí. יפת תואר: de bella figura, rostro y facciones וטובת מראה y de un hermoso color de piel y cabello (Radaq). De Vashtí la Meguilá solo había mencionado sus delicados colores (טובת מראה).
VERSICULOS 8 – 11
Ahora , al escucharse la promulgación del rey de que todas las doncellas del reino tenia que presentarse, Ester, no pudo escapar y fue tomada por la fuerza por los funcionarios del rey y llevada al harén de Hegai. Cuando Hegai la vio, Ester halló gracia a sus ojos. En otras palabras, Hegai, que conocía perfectamente los gustos del rey, pensó que era la candidata perfecta para ser reina y decidió darle un trato preferencial: la proveyó de más cuidados físicos que a las otras jóvenes, le dio más (o mejor) comida y le asignó siete doncellas para que la asistieran personalmente. La Meguilá resalta que a todo esto, Ester guardaba en absoluto secreto su origen, pueblo y religión, siguiendo estrictamente las directivas de Mordejai. ¿Por qué ester no debía revelar su identidad judía? La Meguilá no lo explica y los Sabios especulan. Quizás Mordejai le indico que no divulgara su identidad para no poner en peligro a la comunidad judía, si algo salía mal, ya que no faltaban enemigos en el imperio — como lo menciona el libo de Ezrá en su 4 capitulo, versículo 6—que hubieran aprovechado cualquier error de Ester, o incluso rumores, para arremeter contra los judíos o incluso para presionar a Ester. Eben Ezra dice que Ester no reveló su identidad para poder observar en secreto su religión, por ejemplo, comer solo vegetales, o no hacer ciertas tareas en Shabbat . Si el palacio hubiera sabido que Ester era judía, le hubieran exigido que se convierta.
Mordejai, que tenia un cargo en la corte del rey (sha’ar hamelej), seguía de cerca lo que ocurría en el harén y se informaba diariamente de todo lo que pasaba con Ester.
VERSICULOS 12-14
La Meguilá no escatima detalles para describir las excentricidades del rey Ajashverosh en cuanto al proceso de selección de la nueva reina. El juez que daría la aprobación definitiva para la nueva reina era el mismo rey Ajashverosh. Las jóvenes tenían que pasar la noche con el rey, pero antes de eso debían prepararse para esa noche ¡por el término de un año en un spa! (sic.): seis meses bañándose en cremas y aceites para suavizar la piel y seis meses en ungüentos y perfumes que eran del agrado del rey. Hay quien dice que debían esperar un año antes de estar en contacto con el rey para que los médicos de la corte estuvieran seguros que estas jóvenes no sufrían ninguna enfermedad que pudiera afectar al rey.
Cuando llegaba su turno, las jovenes podían pedir cualquier tipo de vestimenta, ornamento o joya para impresionar al rey. Por la noche llegaban a los aposentos del rey, acompañadas por Hegai, y por la mañana regresaban a otro harén a cargo de Sha’ashgaz. Este harén era para las concubinas del rey que de ahora en más debían permanecer por toda su vida en el palacio —y obviamente ya no podrían casarse con ningún otro hombre — y solo volverían a ver a Ajashverosh si el monarca las llamaba por su nombre, es decir, si las recordaba.
VERSICULOS 15-17
Finalmente llegó el turno de Ester. A diferencia de todas las demás jovenes, Ester no pidió nada personal para impresionar al rey: solo lo que le ofrecía Hegai. Ester era la candidata favorita del palacio, porque inspiraba una afección especial en todo aquel que la veía. Según los Sabios, nadie la veía con envidia o recelos ya que no sabían su identidad. Y hasta veían reflejados en la belleza de Ester los rasgos físicos de las mujeres de su propio pueblo.
Ester fue llevada por Hegai a los aposentos del rey en el mes de Tebet, el séptimo año del reinado de Ajashverosh. El rey se enamoró inmediatamente de Ester y quedó fascinado con su personalidad. Según los Sabios, lo que más fascinó a Ajashverosh fue la simpleza de Ester. No pretendía impresionar al rey. No se vistió con ropas excéntricas ni se comportó con extravagancia, como lo hacían todas las demás jovenes tratando de impresionar al rey.
Ajashverosh inmediatamente colocó la corona en su cabeza y la proclamó como la nueva reina que remplazaría a Vashtí.
VERSICULOS 18-20
Por fin. Luego de muchos años, el rey celebró nuevamente. Tan contento estaba que hizo un banquete para sus funcionarios y proclamo una baja de impuestos para todas las provincias del imperio en honor a la nueva reina, Ester. Mordejai mientras tanto no daba a conocer su relación con Ester, y Ester, a pesar de que ya era la reina, seguía fielmente las instrucciones de Mordejai como lo hizo desde niña: y no revelaba a nadie su verdadera identidad.
VERSICULOS 21-23
Mordejai, que residía en las inmediaciones del palacio, se enteró que dos funcionarios que estaban encargados del tesoro real, Bigtan y Teresh estaban planeando asesinar al rey Ajashverosh. Mordejai se lo comunicó a Ester y Ester se lo transmitió al rey de parte de Mordejai. Los hombres fueron apresados, y después de ser torturados confesaron su plan criminal y fueron empalados (no “ahorcados”, ver aquí https://es.wikipedia.org/wiki/Empalamiento).
Este acto heroico de Mordejai, que salvó la vida del rey, quedó registrado en las crónicas del rey Ajashverosh.