viernes, noviembre 22, 2024
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MIQUETZ: Tener presente a Dios, también cuando nos va bien

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“Emuná” se traduce generalmente como “fe”, y se entiende como “creer en la existencia de Dios”.  Pero la Emuná/fe de Yosef fue mucho mas allá de un tipo de fe/creencia pasiva. La Emuná de Yosef consistía en tener presente a Dios en las buenas y en las malas. La Guiaba sus pasos, lo detenía antes de hacer algo malo y lo motivaba para hacer lo que es bueno.
Hay una diferencia fundamental entre Yosef y sus antepasados. HaShem habló y se comunicó de una manera directa con Abraham, Itsjaq y Ya’aqob. Pero HaShem nunca habló directamente con Yosef. En ese sentido Yosef se parece más a nosotros, que no tenemos el privilegio de una revelación directa de HaShem. Al igual que Yosef, nosotros también tenemos que buscar a HaShem activamente, pensar en Él, tenerlo en cuenta y principalmente, dejar que guíe nuestros pasos. Veamos.
VIVIR BAJO SU MIRADA
Cuando fue provocado por la esposa de Potifar (Gen. 39:9) Yosef tuvo presente a HaShem. En ese momento Yosef vio la imagen de su padre, que le recordaba que lo que estaba por ocurrir con la esposa de Potifar, no seria correcto a los ojos de HaShem. La manifestación más importante de la Emuná tiene lugar en el plano moral. Emuná es sentirse observado por HaShem y aprender a evitar hacer lo que está mal en sus ojos. Más adelante, vemos que su Emuná también le hizo a Yosef perdonar a su hermanos. Yosef les dijo (Bereshit 50:19): “Es posible que ustedes pensaron hacerme mal, pero HaShem transformó ese mal en un gran bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.  La Emuná de Yosef le hizo ver que, muchas veces, lo que hoy nos parece un gran problema, mañana resulta ser una gran solución.
LA FE SE MIDE EN LAS MALAS
Cuando la esposa de Potifar lo acusó falsamente, Yosef fue llevado al calabozo. Estuvo preso por un largo tiempo por un crimen que no cometió. Aparte de ser esclavo, Yosef era ahora un criminal. Nada más bajo que esa posición en el antiguo Egipto. Yosef no tenía ninguna esperanza de salir de allí. No tenía familia que lo buscara y nadie que lo conociera o le importara de él. En esta situación injusta y desesperante Yosef no abandonó a HaShem. Muchas personas en esas circunstancias no hubieran persistido en su fe. Uno podría decir: “Si HaShem no me ayuda, ¿para qué voy a seguir creyendo en Él y guiándome por sus leyes?” o “Si esto que es tan injusto me esta sucediendo a mí, quizás Dios no exista: Él no lo permitiría.” Cuando uno es víctima de una gran injusticia es muy posible que piense que HaShem lo abandonó, o que ח”ו no existe. Pero Yosef perseveró. Tuvo a HaShem presente y nunca dejó de creer en Él (40:8).
FE Y HUMILDAD
Leemos en la Perashá de esta semana, que el Faraón necesita los servicios de Yosef. Lo manda a traer de la cárcel y le cuenta su sueño. Yosef escucha el sueño del Faraón y se da cuenta de lo que significa. La Torá no dice que HaShem le reveló a Yosef el significado del sueño del Faraón, como ocurrió con Daniel y el emperador Nebujadnetsar mil años más tarde. Yosef interpreta el sueño real, aparentemente, por su cuenta. Y cuando una oportunidad de este tipo se presenta, cuando por ejemplo las autoridades sacan a un preso de la cárcel para pedirle algún tipo de información o usar alguno de sus talentos, el preso se da cuanta que tiene la posibilidad de salir de la cárcel y trata de hacer un “deal” con las autoridades para que lo dejen salir. Lo increíble es que Yosef no pide nada a cambio de interpretar el sueño del Faraón. Y lo que es más: Cualquier otro individuo se hubiera jactado de poseer una gran sabiduría o superpoderes para interpretar sueños. Yosef ni siquiera se atribuyó a sí mismo la interpretación del sueño. “Dios [¡y no yo!] es el que revelará el [significado del] sueño del Faraón”, dijo Yosef (Bereshit 41:16).
LA FE SE MIDE EN LAS BUENAS
El logro más importante en la Emuná de una persona es tener presente a HaShem cuando uno está bien de salud y bien económicamente. La fe de mucha gente falla en el desafío de la riqueza y del bienestar. “Uno se olvida de HaShem porque siente que no lo necesita ח”ו”. Nuestros Jajamim nos advirtieron sobre este fenómeno cuando nos dijeron גדול נסיון העושר מנסיון העוני que “el desafío de la riqueza (tener presente a HaShem cuando es rico) es más difícil que el desafío de la pobreza.
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