El Rabino Sabato Morais y la obligación de agradecer al país de residencia
«… Busca el bienestar de la ciudad donde te envié en el exilio, y reza a Dios por ella, porque en su bienestar encontrarás tu bienestar». Jeremías 29:7
La tierra original del pueblo judío es la tierra de Israel. Pero por casi 19 siglos –o más de 2500 años si contamos desde la destrucción del primer Templo– los judíos vivimos en el exilio: es decir, identificados como miembros del pueblo de Israel, residiendo en países que nos acogieron y recibieron. Nuestra experiencia en esos países, en su gran mayoría, no fue positiva: por lo general los judíos no éramos bienvenidos sino más bien tolerados, y en muchos casos fuimos abusados y expulsados. Los Estados Unidos de América, históricamente, fueron una honrosa excepción a esta regla, por su bíblica vocación de derecho, igualdad y absoluta libertad de culto (algún día, BH, me gustaría escribir acerca de la historia de las comunidades judías en este país, que comienza alrededor del 1650).
Hoy quisiera compartir con ustedes una parte de un magistral discurso pronunciado por R. Sabato Morais (1823-1897), rabino de la Congregación Mikveh Israel en Philadelphia. Este rabino Sefaradí, nacido en Livorno, Italia, pronunció este sermón el día 27 de noviembre de 1851, en celebración de «Thanksgiving», un día muy particular, y con orígenes bíblicos, en el calendario de los Estados Unidos.
Para Sabato Morais, uno de los rabinos ortodoxos más destacados del siglo XIX en Estados Unidos, el Día de Thanksgiving es «una fiesta nacional que conecta al pueblo judío con su país de residencia, [en este caso: Estados unidos] y con sus conciudadanos, independientemente de su credo». Este tema es muy espinoso, porque hay un muy delicado balance entre la vocación judía del agradecimiento a Dios y la resistencia a celebrar eventos religiosos no-judíos o inter-religiosos. Es por eso que este texto es tan valioso: porque de cierta manera, creo yo, encuentra este balance que parece imposible y lo hace con gracia y diplomacia, y sin alejarse un ápice de la ortodoxia halájica.
Presento aquí algunos párrafos seleccionados en los que el Rabino Morais insta a sus correligionarios judíos a que expresen a través de la Tefilá (oración) su gratitud a Dios y al país que los absorbió y les brindó los derechos que él, y muchos como él, no encontraron en su Europa natal .
“… En el día que los habitantes de esta tierra han apartado para agradecer a Dios, que Israel no se muestre reacio a responder a la llamada religiosa. Es cierto que [los judíos] no nos reunimos para conmemorar un evento que no nos sea peculiar, sin embargo, incluso como miembros de la casa de Jacob, la presente ocasión debe suscitar nuestros más profundos sentimientos de gratitud hacia Dios, nuestro benefactor … por todo lo que nos rodea y resplandece de gozo: La naturaleza, obediente a su Creador, ha sonreído a esta tierra; los campos rebosan de producciones, ninguna lluvia desfavorable destruye nuestras plantas, ni los abrasadores rayos del sol han arruinado nuestros frutos. La inestimable bendición de la abundancia ha sido derramada sobre nosotros; y nosotros y nuestros hijos cosechamos sus beneficios. Por lo tanto, es para cantar juntos al unísono de voz y pensamientos las alabanzas de nuestro Padre misericordioso, que hemos llegado a Su santa mansión, para ofrecer el sacrificio de un corazón agradecido, y que hemos renunciado a nuestras ocupaciones diarias y hemos acudido en masa a su altar sagrado. …. Casi ha transcurrido un siglo desde que los dispersos hijos de Yehudá encontraron aquí un hogar de seguridad y paz; aquí han prosperado y adquirido riquezas; ningún adversario interno los ha molestado jamás, ni la vara de la tiranía ha llegado a estas costas; aquí sólo tienen que demostrar su valía y se elevarán tan alto como cualquier hombre libre pueda aspirar; ninguna discapacidad, ningún impedimento legal militan en su contra; ¡Qué felicidad es aquella de la que uno está hecho para participar! Queridos hermanos, el campo ilimitado del conocimiento está abierto para ustedes, pueden entrar en él y recoger libremente sus deliciosos frutos … sin impedimentos en el ejercicio de sus deberes religiosos, de acuerdo con la doctrina judía, no sólo son tolerados, sino considerados con respeto ; porque tú también formas parte del todo glorioso que constituye la República Norte Americana» ”.
Esta es la plegaria que él compuso para ser recitada en este día:
“Soberano de todos los tiempos [= רבונו של עולם],… bendice este país, a este pueblo, a sus hogares, a sus campos, a sus comercios, a sus producciones; que mantengan entre ellos la armonía de sentimientos, la hermandad indisoluble y la unidad…ahora y siempre. Bendice a todos ellos, de cualquier nación o credo, que se han reunido en este día como nosotros para agradecer Tu abundante bondad … por sus ancianos y por sus jóvenes, por los ricos y por los pobres, por sus guardianes y oficiales, por sus escuelas y maestros, despliega, ¡Oh Dios! el pabellón de tu paz, que la conducta religiosa y su progreso futuro en el camino de la verdadera sabiduría brille intensamente sobre [los Estados Unidos de] América y sobre Israel tus elegidos. Amén. »
Este discurso fue publicado en la revista “The Asmonean” (החשמונאי). Para leer este documento, tendrá que ampliarlo x 3. Esta copia es muy especial porque el rabino Morais publicaba sus artículos y luego «los corregía después de la publicación para mantenerlo en sus archivos personales». Las anotaciones a lápiz son sus originales del autor.