RESUMEN DE LA PARASHA EQEB
Esta Parashá continúa con el largo discurso de Moshé Rabbenu antes de despedirse del pueblo de Israel, ya que Dios no lo permitirá ingresar a Israel con el resto del pueblo. Moshé habla de las bendiciones que Dios brindará a Israel por cumplir la Torá. Y estas bendiciones, a su vez, le van a permitir al pueblo cumplir con la Torá en paz y sin sufrir pobreza material. Moshé les recuerda que HaShem es quien los protegerá y los ayudará a conquistar la tierra desplazando a los enemigos. También les advierte del peligro de olvidarse de Dios cuando uno se cree fuerte y poderoso. O cuando tiene su estómago lleno y piensa que no necesita de la asistencia Divina. Una de las formas de recordar a Dios es la recitación del Birkat Hamazon, la Mitsvá de agradecer a Dios después de comer.
Moshé advierte al pueblo sobre el peligro de la prosperidad y cómo la riqueza puede llevarlos a olvidarse de Dios y practicar la idolatría. La idolatría siempre se asoció con la superstición. Cuando uno tiene riquezas y no se concentra en darle el crédito a Dios por su fortuna y agradecerle por Su generosidad, tiende a buscar «métodos mágicos de protección», directa o indirectamente asociados a la idolatría, ya que invocan poderes ajenos a la Torá. Esta adicción a la superstición terminará alejándolo de Dios. Los judíos debemos ser humildes en tiempos de prosperidad económica y militar y recordar que es Dios, y no nuestro propio poder, quien nos concede el triunfo y el bienestar .
El pueblo está por ingresar a la tierra de Israel, que tendrán que conquistar militarmente. De las palabras de Moshé se puede percibir que el pueblo tenía miedo de no ser merecedores de la asistencia Divina en la difícil batalla que les espera, por culpa de los pecados de sus padres. Moshé les explica que luego del pecado del becerro de oro, el pueblo judío perdió parte de su mérito, especialmente el mérito de acceder a la tierra prometida. Pero les asegura que esto no debe desmoralizarlos en sus próximas batallas, ya que HaShem igual les otorgará la victoria y con Su ayuda derrotarán a los habitantes de Canaán. Moshé les cuenta que los habitantes de esa tierra merecen ser expulsados de la tierra santa por sus propias malas acciones, como la idolatría, el asesinato, y la promiscuidad. Moshé les presenta otros factores que también contribuirán a la futura victoria de Israel, a pesar de no ser merecedores de la misma: en primer lugar, que Dios le prometió a Abraham , Yitzjaq y Jacob que sus descendientes heredarán su tierra. Y en segundo lugar, que si Dios no les concede la victoria, el nombre de Dios será profanado entre las naciones, ya que cuestionarían el poder de Dios para proteger a Su nación y cumplir Su promesa con ellos.
Moshé plantea la famosa pregunta de: «¿Qué quiere Dios de nosotros?» Y su respuesta es que Dios quiere que sigamos Sus caminos de rectitud y la justicia, por nuestro propio bien. Gran parte de esta Parashá está dedicada a describir las hermosas características de la tierra de Israel. Y también se explica, en lo que hoy conocemos como el segundo párrafo del Shemá Israel, que la tierra de Israel, que está supervisada directamente por Dios, “reaccionará” por instrucción Divina a nuestro comportamiento: por un lado, recompensará con abundantes lluvias nuestra lealtad a Dios. Por el otro lado, los cielos se cerrarán, no habrá lluvias y nuestra permanencia en la tierra será imposible si traicionamos nuestro pacto con Él. Como consecuencia de la pobreza, tendremos que abandonar la tierra prometida y escaparnos al exilio.
El pueblo de Israel obtendrá la victoria sobre sus enemigos, logrará conquistar la tierra prometida y podrá habitar en ella para siempre si escucha los mandamientos Divinos y sigue los caminos de HaShem.