GENESIS 1:21: Creación, mortalidad y reproducción
INTRODUCCION:
El tema sexualidad y judaísmo es delicado y complejo. Generalmente se reserva para discusiones privadas. Todo joven judío observante, hombre o mujer, pasa antes de casarse por un intenso curso de educación sexual judía (Taharat haMishpajá), donde aprende la relación entre la sexualidad y la qedushá, esto es, nuestra conducta moral y nuestro acercamiento e imitación a Dios. Ese es el ámbito reservado y natural para la discusión de estos temas. Lo que me lleva a escribir las presentes reflexiones fuera de ese marco tradicional es que en la actualidad, muchos Yehudim se están educando, voluntaria o subliminalmente, acerca de un tópico tan delicado por lo que se ve y se escucha en los medios de comunicación. En muchos casos, los temas referidos a la sexualidad se han transformado hoy en asuntos de orden “político”, o son parte de una discusión mayor entre visiones filosóficas opuestas: una que afirma la existencia de Dios y que ve al hombre como un ser capaz de tomar decisiones morales, frente a otra que ve al ser humano como un integrante evolucionado del reino animal, donde la atención a sus instintos primarios es más importante, y hasta más noble, que su control. Como el tema es tan amplio, voy a dedicarle algunos días o semanas (no estoy seguro, ya que no me estoy basando en un libro o un texto ya escrito). Y me gustaría que los lectores contribuyan con sus preguntas y comentarios (escriban sus emails a : [email protected] )
Comenzaremos hoy, literalmente, por el principio.
La primera vez que la Torá se refiere a la sexualidad (actividad sexual) lo hace en relación a los animales y en referencia exclusiva al marco de la reproducción. Veamos. Luego de la creación de los primeros animales, en el Quinto Día de la Creación, la Torá dice: (Génesis 1:22):
“Y Dios bendijo a los animales, diciendo: ‘Que sean fructíferos y se multipliquen; que llenen las aguas de los mares y que las aves se multipliquen sobre la tierra’.”
En este breve texto, de lo que dice, de cómo lo dice y de lo que NO dice, aprendemos los primeros elementos de la vision de la Torá sobre la sexualidad.
1. REPRODUCCIÓN vs MORTALIDAD:
A diferencia de cualquier otra función fisiológica, como la respiración o la circulación de la sangre, la Torá destaca por separado la función reproductiva. Si bien la Torá no se ha referido aún a la muerte de los seres vivos, la bendición de la reproducción nos invita a entender que los seres vivos, individualmente, estarán sujetos a la mortalidad, pero como especie, seguirán sobreviviendo. Esto nos recuerda en algunos aspectos a algunos actos creativos anteriores . (a) Cuando HaShem crea la transición entre el día y la noche, de acuerdo a Seforno, el Creador en realidad “establece” la rotación de la tierra sobre su eje, es decir, el mecanismo que “perpetúa” esta transición. (b)En el Segundo Día de la Creación, HaShem “divide” las aguas. De acuerdo al Rab Moshé Hefets, fue en ese momento que HaShem estableció el mecanismo de evaporación > precipitación (=lluvia), que garantiza la “perpetua” producción de agua dulce. Asimismo, en este versículo, la reproducción sexual animal está presentada como el mecanismo que el Creador establece para la perpetuación de los seres vivos
2. ¿QUE TIPO DE BENDICIÓN?
La bendición de la reproducción animal, por lo tanto, no se puede entender como otras bendiciones formales. Por lo general, una bendición expresa un deseo: “Que HaShem te bendiga» significa más o menos: “Te deseo que HaShem te cure, o te facilite tu trabajo, tu éxito , etc.” O a veces, cuando la bendición viene directamente de HaShem y en lenguaje imperativo, manifiesta una orden de HaShem. Como si HaShem nos dijera: “Esto es lo que Yo te ordeno hacer, POR TU BIEN (=bendición)”. En nuestro texto, cuando Dios bendice a los animales, ni les está deseando que se reproduzcan ni les está ordenando que se reproduzcan. Como en los actos creativos anteriores HaShem está estableciendo la reproducción sexual como parte de la biología animal. La bendición que HaShem concede a los animales, si bien está expresada con un lenguaje imperativo, es completamente diferente a la bendición que HaShem le concede a Adam y Javá (Eva) cuando se refiere a la reproducción sexual humana (como lo veremos en mayor profundidad BH mañana). En nuestro texto, HaShem no se “dirige” a los animes; no les ordena reproducirse. Esto se ve claramente en la utilización de la palabra hebrea “lemor” que significa “diciendo” (a diferencia de “diciéndoles”, que SÍ aparece cuando HaShem bendice a Adam y Javá). HaShem «establece» la bendición de la reproducción animal; no la ordena. ¿Por qué? Porque sólo se le puede dar una orden a un ser que puede obedecerla o desobedecerla, aceptarla o rechazarla. Aprendemos entonces, que los animales, a diferencia de las personas, no tienen control sobre su sexualidad o conducta sexual.
3. IDENTIDAD SEXUAL:
En este versículo que habla de la reproducción animal NO se habla de género. No aparecen las palabras hebreas zajar o nequebá (masculino/ femenino). Los animales son creados según sus especies (Gen. 1:21): “Y Dios creó los grandes reptiles… y todos los seres vivientes… según su especie”. La diferenciación de géneros, sin embargo, como un anticipo de la bendición de la reproducción sexual, SÍ se menciona en los seres humanos, como parte integral de su identidad (Genesis 1:27).