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YOM MEORI, un triste poema Sefaradí de Tisha BeAb

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El sucesor de João II, Manuel, se dio cuenta de la conveniencia de tener comerciantes y artesanos judíos en su reino y se comportó de manera más permisiva hacia ellos. No obstante, los monarcas católicos, los principales instigadores de la deportación de judíos, no aprobaban el hecho de que Portugal se volviera el refugio para los judíos y conversos que ellos habían expulsado de España. Cuando la realeza española iba a casar a su hija, Isabel de Asturias, con Manuel de Portugal, la primera condición que estipularon fue que Portugal no le diera asilo a los refugiados judíos.

En 1497, el rey de Portugal inició un proceso de “conversión colectiva de facto” mediante el cual todos los judíos presentes en el reino de Portugal eran considerados a partir de ese momento Cristianos Nuevos. Y por supuesto, una vez convertidos, tenían prohibido, bajo pena de muerte, “judaizar”, es decir, practicar cualquier ritual judío.

En ese momento la mayoría de los judíos comenzaron a vivir en apariencia como cristianos, esperando la oportunidad de marcharse cuanto antes hacia otros destinos. Miles de familias judías convertidas de facto vivieron en esta situación durante años, y algunas de ellas por tres, cuatro o más generaciones.

Los hijos de las familias que se rehusaron a convertirse y no tenían la posibilidad de irse de Portugal fueron tomados de manos de sus padres a la fuerza, algo que ni siquiera la cruel Inquisición española se atrevió a hacer. Miles de niños jóvenes, menores de catorce años, fueron llevados a la fuerza a conventos para ser criados como católicos. Más de setecientos jóvenes judíos adolescentes, hombres y mujeres, fueron llevados a una terrible travesía en barco hacia Saõ Tomé (Santo Tomás), una isla que había sido recientemente colonizada por exploradores portugueses de la costa oeste de África Central, y era utilizada como una cárcel para criminales. Según informes contemporáneos, muchos de aquellos jóvenes que no fueron devorados por los reptiles enormes que habitaban ese lugar murieron rápidamente de hambre o exposición las inclemencias climáticas.

El Rab Saba escribe sobre este terrible acontecimiento en su libro Tzeror Hamor, Parashat Ki Tavo:

«Esta es la gran desgracia que cayó sobre nosotros en Portugal, que el rey tomó a los jóvenes y los envió en barcos a las islas de reptiles para poblarlas».

Dos de los hijos del Rab Saba fueron capturados en estas circunstancias. Se dice que para buscarlos, se disfrazaba de campesino cristiano y visitaba los conventos. Cuando llegaba recitaba en voz alta el Shema Israel  la plegaria central del judaísmo en el medio del patio. Al escuchar la voz de Rab Abraham, atraídos por la melodía familiar del Shema, los niños judíos que se encontraban allí se acercaban a él y lloraban desconsoladamente. Nunca volvió a ver a sus hijos.

En 1495, falleció el rey João II y con el ascenso del rey Manuel (Emanuel I, el Afortunado) la situación de los judíos no mejoró. Dentro del primer año de su mandato, Manuel contrajo matrimonio con la princesa española Isabel de Asturias, la hija de Fernando e Isabel. Los monarcas españoles pusieron como condición de matrimonio que el rey Manuel debía deshacerse de todos los judíos de Portugal. El 4 de diciembre de 1496, Manuel ordenó que para noviembre del año siguiente, ningún judío tenía permitido permanecer en Portugal. Para los judíos que se habían rehusado a convertirse en España, arriesgando sus vidas y abandonando todos sus bienes para defender su fe judía, otra vez había llegado la pesadilla de la elección entre conversión o un exilio incierto.

Muchos judíos se negaban a convertirse y abandonaban el territorio portugués de la manera en la que podían. Al enterarse de esto el rey Manuel reconsideró la pérdida de ciudadanos judíos y el impacto negativo que ello tendría en la economía de su reino, y decidió mantener a los judíos en el país a cualquier precio. Para cumplir con las condiciones expuestas por los reyes de España, decidió “convertir a todos los judíos automáticamente y por decreto”, es decir, sin que fuera necesario su consentimiento.  En otras palabras, en lugar de “expulsar a los judíos de Portugal”, resolvió “expulsar al judaísmo de los judíos”. Y una vez que hizo esto comenzó una tremenda presión para que los judíos se bautizaran voluntariamente. Por lo general esa presión se tercia amenazando a los padres que si no se convertían, iban a perder a sus hijos.  

En ese momento, había un grupo de veinte mil judíos en Oporto, que estabas desesperados por marcharse de Portugal, entre ellos estaba el Rab Saba, y los oficiales portugueses les informaron que iban a poder partir en barco pero no desde  Oporto sino desde Lisboa. En Pésaj, el 19 de marzo de 1497, llegaron a Lisboa, pero en lugar de ser evacuados, los niños judíos de ese grupo fueron detenidos y a sus padres los enfrentaron a la terrible decisión de abandonar su fe o abandonar a sus hijos. Muchos judíos se convirtieron para salvar a sus hijos.  Y además porque el rey Manuel se comprometió a no permitir que el tribunal de la Inquisición llegara a Portugal por al menos veinte años. Esta promesa fue cumplida, y así, por mas de 30 años, los judíos vivían en apariencia como cristianos y en la intimidad seguían practicando el judaísmo si temas a ser descubiertos por la inquisición y condenados a la hoguera.  


יום מאורי 

יוֹם מְאוֹרִי חָשַׁךְ בְּגֵרוּשׁ קַסְטִילְיָא אוֹי לִי עַל שִׁבְרִי שֶׁבֶר יְרוּשָׁלַיִם אַל תִּזְכְּרִי עוֹד אֲהָה עָלַי וְאוֹיָה לִי כִּי לְשֶׁבֶר קַאסְטִילְיָא לֹא נִמְצָא צֳרִי מִפּוֹרְטוּגַל נִשְׁמַע קוֹל נְהִי בְּמָרָה אֲהָה עָלַי וְאַלְלַי כִּי אֵין שֶׁבֶר כְּשִׁבְרִי וּמָזוֹר כִּמְזוֹרִי עַז פָּנִים מֶלֶךְ קָשֶׁה מְנֻוָּל שְׁמוֹ אֲהָה עָלַי וְאוֹיָה לִי שָׁכַח שֵׁם אֱלֹהֵי יִשְׁעִי וְאוֹרִי יְלָדִים הָאוֹמְרִים בְּכָל יוֹם שְׁמַע יִשְׂרָאֵל אֲהָה עָלַי וְאַלְלַי אוֹמְרִים לָעֵץ הָקִיצָה וְלָאֶבֶן עוּרִי הַמְיַחֲדִים בְּכָל יוֹם ה’ אֶחָד אֲהָה עָלַי וְאוֹיָה לִי אָמְרוּ אָב בֵּן וְרוּחַ אֲשֶׁר הוּא יוֹצְרִי קִיְּמוּ וְקִבְּלוּ אֲבוֹתָם כָּהֵם אֲהָה עָלַי וְאַלְלַי אָמְרוּ שְׁלוֹשָׁה אֵלֶּה הֵם כִּתְרִי וּנְזִירִי סִפְדוּ וּנְהוּ נְהִיָּה עַל בֵּית הַתְּפִלָּה אֲהָה עָלַי וְאוֹיָה לִי אֵיךְ סִפְרֵי הַקֹּדֶשׁ נִטְמְנוּ בַּעֲפָרִי וַחֲכָמִים חֲסִידִים וְאַנְשֵׁי מַעֲשֶׂה אֲהָה עָלַי וְאַלְלַי אָמְרוּ בְאִישׁ מֵת שַׂמְתִּי אֲנִי שִׂבְרִי נַחֲמֵנוּ הָאֵל בְּקָרוֹב בִּתְשׁוּעָה בִּמְקוֹם אֲהָהּ אָרִים בִּתְרוּעָה בְּבוֹא יִנּוֹן וְאֵלִיָּה גוֹאֲלִי

Mi día de luz se volvió en oscuridad, con la expulsión de Castilla ¡Ay de mí por mi sufrimiento!

Ya no me recuerdes la destrucción de Jerusalem, porque por la destrucción de [las comunidades judías de] Castilla no he encontrado un remedio [que me cure] .

Desde Portugal se escucha una voz que llora de amargura, 
porque no hay destrucción como la mía y exilio como mi exilio.  

El perverso y cruel rey [de Portugal Manuel] “menuval” su nombre, forzó a que se olvidara el nombre de mi Dios, mi Salvador, mi Luz!

Los niños que todos los días decían “Shemá Israel”, ahora le dicen a la madera [la cruz] “¡resucita!” y a la piedra [las estatuas de los santos] “¡despierta!”  .

Los que antes decían  “Dios es uno”, ahora dicen “el padre, el hijo y el espíritu”,  son mi creador. 

Sus padres [también] tuvieron que aceptar [la conversion forzada para no morir] y tuvieron que decir: “estos tres son mi corona y mi tiara”.  

Llorad y decretad luto por las Sinagogas [abandonadas], y por los rollos sagrados [de Torá] que tuvieron que ser enterrados en el polvo.

Y por los sabios píos y por los hombres de acción, que han sido forzados a decir: “En un hombre muerto pongo mi esperanza”. 

Que Dios pronto nos consuele con Su salvación, y que en lugar de llorar “AHA” cantemos con alegría, con la llegada de nuestro Mesias y Elíahu HaNabí 

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