¿Por qué comemos Matsá?

Pésaj comenzará muy pronto.  Una de las Mitsvot más características de Pésaj es comer Matsá. La Matsá es un «pan» especial hecho a partir de una masa plana, no fermentada,  y sin levadura. Pero, ¿por qué comemos Matsá en Pésaj? Hay dos razones. Una de ellas se menciona explícitamente en la Tora. La segunda razón, menos conocida, se menciona al comienzo de la Haggada que leemos en el Séder.

Comenzaremos por esta última razón.

MATSA, TODO EL DÍA, TODOS LOS DÍAS

Durante muchos años, cuando vivíamos esclavizados en Egipto (según Maimónides el cautiverio duró 140 años), comíamos solo Matsá. Matsá para el desayuno, Matsá para el almuerzo y Matsá para la cena. La Matsá fue concebida por los crueles egipcios como el alimento ideal para alimentar a los esclavos judíos. ¿Por qué? Porque la Matsá se digiere lentamente y dura más tiempo que el pan en el estómago del esclavo. Y además, la Matsá era el alimento más barato que se podía producir: todo lo que se necesitaba para preparar Matsá es harina de trigo y agua, dos de los elementos más baratos y más abundantes en Egipto. El famoso rabino Abraham Eben Ezra (1089-1167) escribió que tuvo una experiencia que le permitió comprender mejor este punto. En uno de sus múltiples viajes lo llevaron a una prisión en la India, y allí ¡le dieron de comer Matsá!  El pan ázimo de bajo costo y de digestión lenta, era el alimento ideal para esclavos, prisioneros y personas que tenían que ser alimentadas como animales para sobrevivir y trabajar.

¡NO HAY TIEMPO QUE PERDER!

En el cautiverio egipcio hubo otro elemento que contribuyó al sufrimiento psicológico de los esclavos judíos. Para producir un pan normal, se debe dejar que la masa descanse durante unos 20 minutos, y solo después de eso, la masa esponjosa se coloca en el horno y se produce el pan. Pero para hacer la Matsá se pone la masa plana en el horno inmediatamente, sin esperar a que esta fermente y suba. En el cautiverio egipcio, los esclavos judíos tenían que trabajar para los egipcios «sin pausa»: Sus amos no estaban dispuestos a darles 20 minutos de descanso para que pudiesen disfrutar de un pan normal … Y es por todo esto que al comienzo de la Haggadá señalamos la Matsá y decimos: Ha Lajmá ‘Aniyá … «Este es el pan de pobres (o ‘el pan de la aflicción’) que nuestros antepasados comieron en Egipto”. De alguna manera, la experiencia de comer exclusivamente Matsá durante tantas décadas dejó una fuerte impresión en nuestra memoria que revivimos cuando probamos el gusto de la Matsá en la noche del Séder.

OPERACIÓN RELÁMPAGO

Sin embargo, la razón explícita de la Matsá mencionada por la Torá es diferente. En el momento de nuestra partida de Egipto, también consumimos Matsá. ¿Por qué? Porque todo sucedió muy rápido. Cuando comenzaron a morir los primogénitos, el Faraón prácticamente nos expulsó de Egipto. El 14 de Nisán, cuando fuimos informados que nos íbamos a ir de Egipto, hubiéramos querido comer «pan» como lo hacían los egipcios. Pero nuestra partida de Egipto no fue un proceso gradual ni el resultado de una revolución que fermentó entre la gente durante varios años, después de varias batallas contra nuestros captores … Nuestra salida de Egipto fue בחיפזון, una «Operación relámpago» que duró horas, no días. Con unas horas para abandonar la casa en la que viviste toda tu vida ¿quién tiene tiempo para esperar 20 minutos a que la masa fermente y hacer pan? Además, había que preparar la mayor cantidad posible de alimentos, ya que no teníamos idea por cuánto tiempo íbamos a necesitar provisiones de comida. Y me parece que puede haber otra razón por la cual preparamos Matsá y no pan: que la Matsá se conserva por mucho más tiempo que el pan.  Ahora estábamos eligiendo dejar Egipto atrás, sin la mínima demora, y encaminarnos hacia nuestra definitiva, pero irónicamente, aunque ya éramos libres teníamos que seguir alimentándonos con la misma Matsá que comíamos cuando éramos esclavos. Pero esta vez la Matsá tenía un sabor diferente: el sabor de la libertad que se estaba gestando  «en este momento” frente a nuestros ojos.

EL DOBLE SABOR DE LA MATSA

La Matsá es el elemento más característico de Pésaj, que también es conocido como la fiesta de las Matzot, porque despierta en nosotros dos recuerdos diferentes y opuestos, simultáneamente: en primer lugar, el recuerdo de la angustia que sufrimos cuando fuimos esclavos en Egipto. Y, segundo, la forma milagrosa en que HaShem nos sacó de Egipto. Fuimos «rescatados» por HaShem en un solo acto de redención, algo único en la historia de la humanidad. Y es por eso que en el Séder, la Matsá representa tanto la amargura de la esclavitud como el dulce sabor de la libertad. La Matsá celebra nuestra redención, sin dejarnos olvidar nuestro sufrimiento.