GENESIS 1:2. Lo que el viento se llevó. 

ורוח אלוקים מרחפת על פני המים

«Y un viento Divino soplaba sobre la faz de las aguas»

La traducción correcta de estas dos palabras, Ruaj Eloqim es clave para entender toda la secuencia del proceso creativo.  En hebreo bíblico ruaj originalmente significa ‘viento’.

Pero en un sentido metafórico la palabra ruaj también puede referirse al alma, la respiración o inspiración Divina: un estado intelectual o psíquico invisible que mueve a los seres humanos, en especial a los profetas.    En dos ocasiones la Torá usa la palabra ruaj Eloqim en este sentido,  refiriéndose a un tipo especial de sabiduría concedida por Dios. 1). Cuando el Faraón se maravilló de la sabiduría de Yosef  (Gn 41, 38) dijo que Yosef es «un hombre que posee ruaj Eloqim [‘una sabiduría divina especial’]». 2). Cuando Dios le ordena a Moisés designar a Betzalel (Éxodo 31, 3) para ser el arquitecto del Tabernáculo le dice que Él le concedió a Betzalel  ruaj Eloqim, una sabiduría divina, que más tarde se denominó ruaj jojma, ‘un espíritu de sabiduría’.    A lo largo del Tanaj, ruaj Eloqim conserva la misma connotación: una forma extraordinaria de sabiduría o inspiración Divina que por lo general se le concede a un profeta. De esta misma manera los Sabios han utilizado el término ruaj haqodesh para referirse a la inspiración divina. 

El sentido de esta y otras formas metafóricas de la palabra ruaj apuntan a una fuerza invisible que mueve o traslada por mandato Divino (Los sefaradim decimos en las hashkabot ruaj hashem tenijenu began eden, refiriéndonos -metafóricamente – a un viento enviado por Dios que eleva el alma del difunto al gan Eden).

Pero ¿qué puede significar ruaj Eloqim en nuestro versículo?  La ausencia de algún ser humano que pueda ser el sujeto o receptor de una sabiduría Divina especial, no nos permite entender estas palabras en su sentido metafórico como inspiración divina, o como alma. 

LA TRADUCCION CRISTIANA 

Las traducciones cristianas no dudan en traducir ruaj eloqim  como “espíritu divino”.  ¿Por qué? Porque uno de los principios fundamentales de la doctrina cristiana es la trinidad, es decir, la unidad del padre, el hijo y el espíritu divino (o santo).  El “espíritu divino” flotando sobre las aguas en el momento de la creación del mundo, es una confirmación de esta doctrina católica. Esta traducción “ideológica” no nos debería sorprender ya que, como alguna vez explicaremos, la interpretación cristiana de la Biblia tiene un objetivo fundamental: desmentir al judaísmo y afirmar las doctrinas de la iglesia.     

LA TRADUCCION JUDIA

La idea de ruaj Eloqim como ‘el espíritu de Dios’ es un concepto totalmente extraño al judaísmo y ofensivo para la normativa judía. Es una concepción que —entre otras cosas— cuestionaría el principio judío del monoteísmo y se acercaría peligrosamente al antropomorfismo, es decir, a la personificación de Dios. 

La traducción oficial judía, el Targum, que toda traducción vernácula debería tomar como referencia,   entiende que ruaj Eloqim se refiere a el VIENTO, aclarando que no es “una fuerza natural ciega y caprichosa” sino que está siendo dirigido por Dios. 

UN VIENTO GUIADO POR DIOS 

En  este versículo que describe el inventario del planeta tierra la Torá  menciona el segundo elemento físico presente en el planeta Tierra al momento de su creación: el viento. Y este viento, nos indica este texto, está guiado por Dios. Y si bien la Torá no lo menciona explícitamente,  ben Ezra y Radaq explican que el viento será un elemento auxiliar Divino en la creación y será utilizado por Dios en el tercer día para “secar” la tierra que emerge desde la profundidad del océano.  El viento como auxiliar divino aparece muchas veces en el texto bíblico y en la literatura  rabínica. La Torá menciona explícitamente que Dios hizo llegar la plaga de la langosta a Egipto a través de un viento que soplaba desde el este. Y que Dios abrió el mar, secándolo con Sus vientos, para que los judíos escapen de los egipcios.  Esto es ruaj Eloqim, un viento que Dios utiliza como uno de sus agentes en la “naturaleza”. Todos los días en nuestras plegarias mencionamos que Dios “hace soplar el viento para producir la lluvia”. En las hermosas palabras del  Rey David en Tehilim ruaj se’ara osa debaro, “el poderoso viento que obedece Sus ordenes” .