La Torá y la Arqueología
HISTORIA E IDENTIDAD
Uno de los principios más importantes del judaísmo es la creencia en la autenticidad de la Torá, la Biblia Hebrea. Los judíos consideramos que la Torá fue revelada por Dios a Moshé (Moisés) y transmitida por escrito por el gran líder judío al pueblo de Israel.
La Torá es esencialmente un libro de preceptos. Pero también contiene relatos históricos, desde la creación del mundo hasta la muerte de Moises. Las historias de nuestros patriarcas no están escritas en indescifrables libros de historia antigua que pocos leen. No están en museos donde se guardan las epopeyas de las civilizaciones ya desaparecidas. Desde el mismo día que salimos de Egipto, los Yehudim “celebramos” nuestra historia. La salida de Egipto en Pésaj; la entrega de la Torá en Shabuot, y la travesía en el desierto en Sukkot. Los judíos permanentemente revivimos la historia bíblica de una manera vivencial. Y hacemos lo que pocos otros hacen: trasformamos nuestra historia en nuestra identidad.
Todo esto deja en claro que los judíos que reconocemos nuestra historia no necesitamos encontrar restos de vasijas rotas en el desierto del Sinaí para confirmar que nuestros antepasados estuvieron allí. La salida de Egipto, o la experiencia del cautiverio, o la travesía en el desierto, no es una información que los judíos poseemos: es parte de lo que somos.
CRITICA BIBLICA
Pero esta forma natural de transformar nuestra historia en nuestra identidad está en crisis. Por lo menos para una gran parte de nuestro pueblo, que no ha tenido la oportunidad de recibir una educación judía formativa.
Conozco varios jóvenes judíos que su primer contacto con estudios bíblicos tuvo lugar en la universidad. En todas las universidades prestigiosas de Estados Unidos y creo que del mundo entero, hay un Departamento de Estudios Bíblicos. Las universidades ofrecen cursos electivos en los primeros años de college y uno de estos cursos puede ser por ejemplo, “Introducción a la Biblia”. Muchos jóvenes, ingenuamente, se registran en estos cursos pensando que van a aprender en profundidad el contenido del libro más influyente de la historia de la humanidad. Y lo que no imaginan es que esos cursos tienen un propósito muy distinto: desacreditar a la Biblia, demostrar que lo que dice la Torá, especialmente la Biblia Hebrea (lo que allí llaman el Antiguo Testamento) no es creíble, es fake news.
La critica Bíblica parte de la hipótesis que los textos hebreos son apócrifos, Es decir, falsos. La critica bíblica propone que los protagonistas de las historias bíblicas que se mencionan en la Torá, en realidad, no existieron. Que la Torá no fue escrita cuando dice que fue escrita, antes de entrar a Israel, sino 700 u 800 años mas tarde. Que las historias Bíblicas son leyendas, inventadas para darle al pueblo judío una historia que los unificara. Y que los milagros que describe el Libro de los Libros, son frutos de la imaginación de los judíos.
Esta forma de “estudiar” la Biblia, negándole toda credibilidad histórica, no es la excepción sino lamentablemente la regla. No solamente se enseña así en cientos de universidades del mundo entero, desde Harvard hasta Oxford, y desde Cambridge hasta Tel Aviv. Los medios de comunicación y los documentales “históricos” de cable también utilizan la Critica Bíblica como su hipótesis para “presentar” la Biblia.
«ABSENCE OF EVIDENCE IS NOT EVIDENCE OF ABSENCE«
Para demostrar sus teorías los académicos usan recursos que son muy cuestionables. Especialmente la evidencia negativa.
Veamos un ejemplo:
En las palabras del arqueólogo judío, jefe del departamento de arqueología de la universidad de Tel Avis, Israel Finkelstein, “los judíos no estuvieron en Egipto, el cautiverio no existió, el Éxodo nunca ocurrió”. ¿Y cuales es la evidencia para sostener semejante hipótesis y desmentir la tradición milenaria del pueblo judío?
¡Que la historia egipcia no lo registra! Que no hay monumentos que muestren al éxodo, ni papiros ni pergaminos que lo mencionen.
Ahora bien, cuando un individuo no está familiarizado con el método científico, probablemente pensará que esta forma de presentar la evidencia es contundente, y en especial, siendo que aquellos que hacen estas afirmaciones son “académicos”, que supuestamente analizan los descubrimientos arqueológicos y sacan sus conclusiones con objetividad.
Nada más lejos de la verdad..…
Veamos parte de la información que no se revela cuándo se hacen estas afirmaciones.
MONUMENTOS
Los faraones Egipcios no erigían monumentos para recordar sus derrotas. Los monumentos que mandaban a erigir eran para inmortalizar sus triunfos. Las derrotas los humillaban, los hacía sentir débiles y menos que sus antecesores. Es absurdo pensar que un Faraón, o para el caso cualquier otro monarca de la antigüedad, erigiría un monumento que lo humille.
PAPIROS
Como lo explica el gran egiptólogo y arqueólogo Kennet Kitchen, el 99% de los papiros egipcios se han perdido. Los papiros no están hechos para durar, se descomponen muy fácilmente y especialmente si fueron expuestos al agua o lodo, algo que no era poco común en Egipto, con las inundaciones que provocaba la subida del Nilo.
OTROS DOCUMENTOS HISTORICOS
Varios historiadores antiguos registraron de una u otra manera la historia de los faraones egipcios. La Biblioteca que albergaba la totalidad de estos escritos antiguos, se calcula que aproximadamente unos 400.000 papiros y pergaminos, era la Biblioteca de Alejandría, en Egipto, que fue destruida totalmente en un incendio en los tiempos de Julio Cesar.
Como vemos, el hecho que no existen registros del paso de los judíos en los monumentos egipcios puede responder a estos u otros factores, que analizaremos mas adelante.
Y como también veremos BH más adelante, contra todos los pronósticos, en los últimos años SI se ha descubierto evidencias y documentos egipcios que mencionan a los hebreos en Egipto.
Continuará