Reflexiones de Tish’a beAb
Hoy es un día de ayuno y también de introspección y arrepentimiento.
Los rabinos explicaron que en el momento de la destrucción del Bet haMiqdash (586aec) los judíos practicaban los tres pecados capitales: la idolatría, el asesinato y la promiscuidad. Después de la destrucción de Jerusalén los judíos fueron exiliados a Babilonia y, finalmente, después de 70 años en el exilio, pudieron regresar a Israel para construir el Segundo Bet- haMiqdash. ¿Por qué Hashem nos permitió volver? Porque los Yehudim se arrepintieron y corrigieron su comportamiento. Abandonaron esos pecados. HaShem aceptó su Teshuba y concedió a Am Israel otra oportunidad.
El segundo Bet haMiqdash fue destruido hace casi 2000 años (68 ec). Los rabinos explicaron que los judios de esa época eran meticulosos en todas las leyes rituales, pero se odiaban unos a otros (sinat jinam). Podían humillar a una persona públicamente y nadie salía en defensa de la víctima. Hablaban mal unos de otros, (leshón hará) , sembrando las semillas de hostilidad sin ningún remordimiento. Reinaban la intolerancia y la envidia. Se concentraban más en los que los dividía que en lo que los unía. Había tres ejércitos judíos, capaces de enfrentar y tal vez derrotar a los romanos, pero estos ejércitos competían y luchaban entre sí. Y fueron un adversario muy fácil para los romanos.
Este comportamiento provocó que la Presencia de HaShem abandonara el Bet-haMiqdash. Y sin la presencia de Dios, el Bet haMiqdash era una estructura endeble y frágil de piedras y arcilla, destinada a colapsar. Sin la presencia de Dios éramos una presa fácil para nuestros enemigos.
Después de la destrucción de Jerusalem terminamos en un exilio del que todavía no salimos. Aún no tenemos nuestro Tercer Bet haMiqdash . Aún no hemos tenido una oportunidad o señal Divina para restaurar la Casa de Hashem. ¿Por qué? ¿Será porque HaShem está rechazando nuestro arrepentimiento? ¿O tal vez porqué todavía no nos hemos arrepentido de los pecados que nuestros antepasados practicaron hace 2000 años atrás? Veamos. ¿Hemos corregido esas faltas sociales? ¿Hemos superado el odio, la competencia, las divisiones y la envidia entre nosotros mismos? O tal vez todos esos terribles pecados por los que fue destruido el Segundo Bet haMiqdash se han convertido en un comportamiento aceptable para nosotros, algo que nos acostumbramos a tolerar, una forma de vida de la que no sentimos que nos tenemos que arrepentir…
Todo comienza por darnos cuenta que depende de nosotros.