GENESIS 2:21: La creación de la mujer

Como explicamos la vez pasada, el hombre a diferencia de los animales, en un comienzo fue creado solo, sin su par femenino.  Cuando el hombre conoce a los animales se da cuenta de dos cosas: 1. Que él no tiene una pareja, como todos los animales .   2.  Y que él es un ser diferente, con inteligencia. Y que por lo tanto, la pareja que necesita (y según los Sabios: “por la cual el hombre reza”)  todavía no existe.  Entonces el Creador (según los Sabios: por pedido del hombre) diseña a  la mujer. La creación de la mujer está relatada en dos pesuquim (versículos) , Bereshit (Génesis) 2: 21-22:

(2:21)“Entonces HaShem hizo que el hombre cayera en un profundo sueño y mientras dormía tomó una de sus costillas, y luego cerró la herida.  (2:22) De la costilla que le había quitado al hombre, HaShem diseño a la mujer y se la trajo al hombre. “

Vale la pena compartir ls idea que el comentarista Radaq (Ribbí David Quimji, 1160–1235) dice sobre este versículo.

ANESTESIA GENERAL

Radaq explica que en hebreo hay varias palabras para describir los niveles del dormir, como adormecimiento, sopor, sueño, etc.  La palabra hebrea “tardemá”, utilizada en este versículo,  expresa el nivel más profundo del sueño.  La palabra «tardemá» , que hoy en día es correctamente utilizada en hebreo moderno para describir anestesia (hardamá), indica  un estado de inconsciencia que se podría comparar con un trance o un  estado hipnótico, donde el sistema nervioso central no responde al dolor. De acuerdo a Radaq, hay dos razones por las cuales HaShem hizo dormir a Adam. 1. Obviamente para que no sufriera dolor cuando su costilla es extraída de su cuerpo.  Radaq explica que Adam recién despertó cuando el dolor desapareció.  2. Para que Adam no viera el proceso “quirúrgico” de la creación de la mujer.  Ver el proceso de la creación de la mujer podría haber producido en Adam una sensación de verticalidad hacia la mujer; o le hubiera le hubiera causado rechazo, al asociar a la mujer con el dolor o con algo que nos grato para la vista. Y así , como veremos en el proximo pasuq (2:23), cuando el hombre  despierta y descubre a la mujer, queda  fascinado con ella.

MAXIMIZAR MILAGROS o MINIMIZAR MILAGROS.

Dese los tiempos de la Mishná, hasta nuestros días,  encontramos en la literatura rabínica dos tradiciones opuestas en cuanto a intervención divina en la Biblia, cuando ésta no es explícita. .   Una tradición, sostenida fundamentalmente por Ribbí Aquibá y sus discípulos, maximiza milagros e intervención  divina. Rabbi Ishmael (contemporáneo de Ribbí Aquibá)  por el otro lado, minimiza la intervención divina cuando ésta no es explicita y absolutamente necesaria. Ejemplo: Ribbí Aquibá sostiene que las Sukkot que HaShem dispuso en el desierto eran milagrosas nubes que envolvían al pueblo de Israel por todos los costados (anané kabod).  Ribbí Ishmael, por el otro lado, dice que eran en realidad simplemente cabañas (sukkot mamash) .  En general Radaq, Maimónides y por lo general los comentaristas bíblicos que explica la Torá desde una perspectiva lingüística, siguen esta tradición. Los rabinos como Rashí y especialmente Rambán (Najmanides) que comentan la Torá desde una perspectiva Agádica (Rashí) o mística (Rambán) siguen la tradición  de Ribbí Aquibá.

Ahora podemos comprender mejor lo que dice Radaq respecto a esta acción divina: HaShem “adormeció” al hombre, lo cual es posible hacer por métodos naturales,  y no extrajo su costilla de una manera “sobrenatural” para que milagrosamente no sintiera dolor, ya que “el Creador no interviene de una manera milagrosa cuando puede ser realizado por Él de una manera natural”.

(דע שלא יעשה הא-ל מופת במקום שאין צריך מופת, והפלת התרדימה אינה מופת וחדוש )

DE SU CARNE Y HUESO

Finalmente, veamos la parte más profunda de este pasuq .

La costilla, en primer lugar, no era solamente el hueso sino también la carne del hombre. Eva fue creada  más o menos, de su carne y hueso, como si fuera un clon de Adam. Mientras que los animales fueron creados de la misma fuente, y el macho siente por la hembra una atracción fundamentalmente hormonal,  el hombre y la mujer (exclusivamente!) comparten o son parte, por así decirlo, de un mismo cuerpo.  El hombre lleva una “herida” que es también una pérdida, que es invisible pero permanente.  El hombre no puede sentirse completo sin la mujer. Le falta algo que sólo lo puede alcanzar con la mujer. En la Torá la atracción del hombre por la mujer comienza por su necesidad de llenar un enorme vacío, y alcanzar su propia plenitud.

Vemos por lo tanto que antes de que la sexualidad se ponga de manifiesto, el hombre y la mujer tiene una base de atracción “emocional”, “profundamente sicológica”, y no solo hormonal.