וַתִּשֶּׂנָה קוֹלָן וַתִּבְכֶּינָה עוֹד וַתִּשַּׁק עָרְפָּה לַחֲמוֹתָהּ וְרוּת דָּבְקָה בָּהּ
En la fiesta de Shabu’ot, que muy pronto celebraremos, leeremos Meguilat Rut. El texto del Tanaj que relata la historia de una mujer Moabita que se convirtió al judaísmo y que fue la bisabuela del rey David. Brevemente, Naomí, su esposo Elimelej, y sus dos hijos Majlón y Kilión abandonaron la tierra de Israel en un tiempo de hambruna y se radicaron en Moab (Jordania, en nuestros días) . Allí, los hijos de Naomí se casaron con mujeres Moabitas: Rut y Orpá. Trágicamente, Elimelej falleció y también sus dos hijos. Orpá, regresó a su pueblo Moab. Rut, sin embargo decidió unir su destino al de su suegra Naomí y por extensión (“Tu pueblo es mi pueblo, tu Dios es mi Dios”), al destino del pueblo judío. A su debido tiempo, Rut se convirtió al judaísmo, se casó con Boaz y tuvieron un hijo: Obed. Obed fue el padre de Ishai, que fue el padre de David: el Rey más importante de Israel, y de cuya dinastía procederá el Mashiaj.
Volviendo a Rut, hay un término muy interesante con el que la Meguilá describe la decisión de Rut de unirse al destino de Naomí ורות דבקה בה VERUT DABQA BAH. “Y Rut se apegó a ella” [a su suegra Naomi]. Este verbo DABAQ (que en hebreo moderno da origen al sustantivo “debeq”, goma de pegar) cobra aquí un significado muy especifico y que se aprende de su contexto: al unirse a su suegra, Naomí, Rut lo dejó todo; se “despegó” definitivamente de su familia, de su casa, de su pueblo, y se apegó a Naomí sin tener nada que ganar. En realidad, su apego a Rut fue totalmente incondicional y en teoría esta nueva relación la hubiera dejado en la indigencia. Rut no tenia ninguna esperanza de casarse otra vez, o de prosperar económicamente. Ni siquiera de tener un techo para dormir o alimento para comer. No nos debe extrañar entonces que Rut se haya convertido en el modelo de la conversion al judaísmo, donde el prosélito se convierte sin motivos ulteriores, se despega de su pasado, de su identidad, y por amor al pueblo judío está dispuesto a perder todo lo que posee o podría poseer.
Analicemos con más profundidad esa palabrita “DABAQ”. Los Rabinos del Talmud dijeron: דברי תורה עניים במקום אחד ועשירים במקום אחר “Las palabras de la Torá son pobres en un lugar y ricas en otro lugar.” Esto significa que a veces una palabra se encuentra en un contexto “pobre”, que no alcanza para iluminar todo el sentido de la misma. Y otras veces, esa misma palabra se encuentra en un contexto más «generoso», que ilumina toda la riqueza de su significado. Y así el contexto más rico ayuda a entender la palabra que se encuentra en una contexto mas reducido.
Veamos. La Torá nos dice que debemos «apegarnos» a HaShem . לאהבה את ה’ א’ ללכת בכל דרכיו ולדבקה בו , “Amar a HaShem, encaminarnos en Sus senderos y apegarnos a Él.” De Meguilat Rut aprendemos que «apegarse» significa un nivel muy superior de amor: estar dispuestos a “renunciar” , “sacrificar” beneficios materiales. Apegarse a HaShem significa amar a HaShem cuando las cosas me van bien y también cuando no me van bien. Cuando HaShem responde mis oraciones y cuando no responde mis pedidos. Ser leal y fiel a HaShem incondicionalmente, en las buenas y en las malas.
Es interesante observar que la primera vez que esta palabra DABAQ se encuentra en la Torá está allí para definir la relación marido y mujer (Gen. 2:24) ודבק באשתו והיו לבשר אחד “Y el hombre se apegará a su mujer y serán una sola carne.” A las ya muchas y hermosas interpretaciones sobre este versículo podemos agregar ahora una interpretación más, que aprendimos de Rut. El amor entre marido y mujer, más allá del enamoramiento y el romance, implica renunciamiento y sacrifico. Debe ser incondicional y desinteresado. Debe continuar y crecer en las buenas y en las malas. Cuando yo tengo razón y cuando ella tiene razón. Cuando estamos de acuerdo y cuando no estamos de acuerdo.
En resumen, gracias al generoso contexto de la palabra “dabaq” en Meguilat Rut podemos comprender ahora que la palabra DABAQ define un nivel de amor donde uno debe estar dispuesto a renunciar y sacrificar para entregarse incondicionalmente a quien (o a Quien) uno ama.