¿Qué se necesita saber para conocer a una persona?

אַשְׁרֵי שֹׁמְרֵי מִשְׁפָּט , זה מרדכי
עֹשֵׂה צְדָקָה בְכָל עֵת , שגדל יתומה בתוך ביתו
En uno de su mejores libros «Intelectuales» el famoso historiador Paul Johnson describe las ideas de grandes pensadores y filósofos como Voltaire,  Rousseau o Carl Marx. Johnson también escribe sobre la vida privada de estos intelectuales y demuestra su egoísmo, hipocresía, y cinismo. En realidad estos grandes ideólogos no vivían de acuerdo al altruismo que predicaban. Eso era para sus escritos, para sus lectores, para las masas. Todos afirmaban que buscaban el bien de la humanidad, pero en sus vidas privadas demostraron todo lo contrario.
Mordejai, uno de los principales protagonistas de Meguilat Ester, es uno de los heroes nacionales de Am Israel.  Fue, como escribimos, un gran líder politico y religioso en la ciudad de Shushán donde los judíos se habían comenzado a asimilar.  Pero, ¿qué sabemos de la vida personal de Mordejai?
Por un lado conocemos la prestigiosa ascendencia de Mordejai. De acuerdo al texto de la Meguilá (Peshat), Mordejai era descendiente de los exiliados de Yerushalayim alrededor del año 600 aec, en los tiempos del rey Yoyajín.  En este primer exilio, que ocurrió unos 15 años antes de la destrucción del Bet haMiqdash,  el Rey babilonio Nebujadnetsar se llevó a la aristocracias y a la nobleza de Yerushalayim.  Ente ellos al bisabuelo de Mordejai, Quish, de la tribu de Binyamín.
En su libro Leqaj Tob, el Rab Yom Tob Tsahalón nos abre los ojos a un detalle muy importante que nos enseña algo más de la vida privada de Mordejai: su carácter moral. La Meguilá nos cuenta que Mordejai adoptó a su sobrina Ester, huérfana de padre y madre, y la crió y la cuidó como su propia hija.
El Rab Tsahalón cita al Midrash que describe el enorme mérito de adoptar una criatura. Los Sabios analizan un versículo de Tehilim que dice: אשרי שמרי משפט עשה צדקה בכל עת , «Felices  aquellos que… hacen Tsedaqá a cada momento». Los sabios se preguntan: ¿Acaso es posible hacer Tsedaqá «literalmente» en todo momento? Y la respuesta es : Sí. Esto sucede cuando una  familia adopta a un niño o niña. En este caso, los padres adoptivos hacen Tsedaqá (especialmente  en el sentido de Jesed)  24 horas por día, todos los días (24/7).  En otras palabras, adoptar un hijo es un ejercicio de Jesed «insuperable».
Es interesante que algo parecido sabemos de Abraham Abinu.  El texto que describe la vida privada de Abraham Abinu es muy pobre en detalles. Excepto por un punto circunstancial pero revelador: Harán, el hermano de Abram, fallece y deja a su hijo Lot huérfano. Pero luego vemos que וילך אתו לוט , Lot forma parte de la familia de Abraham: Abraham adopta a Lot como su propio hijo.
Siguiendo esta idea, es como que todo lo que tenemos que saber para conocer el carácter bondadoso y altruista de Mordejai es que adoptó a Ester. Y lo mismo se podría decir de Abraham y Lot.
Es cierto que los seres humanos somos criaturas complejas y que no es fácil conocer a una persona por una sola acción. Pero hay excepciones, y creo que para los Sabios la adopción de una criatura es una de ellas.
Recuerdo que hace varios años atrás (20?) pasamos Pésaj con toda la familia en un hotel ubicado en Gush Qatif, que hoy lamentablemente es parte de Gaza… . El último día nos sentamos al lado de una familia bastante numerosa, con una particularidad que no podia pasar desapercibida. Tenían 3 niños con síndrome de Down. Mi esposa y yo nos asombramos del extraordinario trato que gozaban estos niños. En primer lugar, eran el centro de atención de toda la familia, los padres, los abuelos y los hermanos mayores. Todos les sonreían y les daban cariño.  Además, cada uno de estos niños estaba siendo atendido por una asistente personal -¡una asistente por niño!- que trabajaban para esta familia.  Y luego nos enteramos de lo más maravilloso: estos 3 niños ¡eran adoptados! Adoptados por una familia que ya tiene sus propios hijos, algunos de ellos casados. Por una familia que evidentemente tiene un buen pasar económico, pero que deciden invertir su dinero, su tiempo y su amor en no UNA sino a TRES criaturas con necesidades especiales y brindarles la mejor vida posible. Nunca más los vimos ni supimos cómo se llamaban, ni dónde vivían. Pero, ¿qué más hacía falta saber para conocer a estos «ángeles humanos»?
 
SHABBAT SHALOM