אין התשובה ויום הכפורים מכפרים אלא על עבירות שבין אדם למקום
La Teshubá, el arrepentimiento por lo que hicimos mal, se puede dar en dos áreas independientes. En primer lugar están las ofensas «rituales». Esto incluye por ejemplo, cuando transgredimos el Shabbat o las festividades, o no cuidamos las leyes de Cashrut, o nos desconectamos de Dios al no rezarle o al no agradecerle por todo lo que nos dio, etc. Todas estas ofensas se reparan al hacer Teshubá. Esto es: 1. aceptar que cometimos un error, 2. arrepentirnos, 3. articular verbalmente nuestras transgresiones (confesión/Viduy) y 4. tomar la decisión de cambiar. Si hacemos todo esto, nuestros Sabios explican, el perdón está «garantizado» (ומודה ועוזב ירוחם).
En segundo lugar están las ofensas hacia el prójimo. Si perjudiqué a alguien económicamente, o si herí a alguien físicamente, o si dañé a alguien emocionalmente ofendiéndolo, insultándolo o avergonzándolo. Estas ofensas NO son perdonadas en Yom Kippur sin que exista un paso previo. No podemos reparar con Dios el daño que hicimos al prójimo. Eso sería hipocresía religiosa. El daño que voluntaria o involuntariamente infligimos a otra persona debe ser reparado en primer lugar, con esa persona: la víctima.
Primero, tengo que reparar materialmente lo que hice mal: si robe, devolver lo robado. Si rompí la ventana del vecino, pagar por su reparación. Si herí a alguien (חובל) asumir los costos médicos. Luego de reparar materialmente el daño que hice, también debo pedirle perdón a la víctima. Y finalmente, pedir perdón a HaShem por haber dañado a mis semejantes.
Ahora, ¿qué pasa cuando el daño no tuvo consecuencias materiales o económicas? En el caso que el daño fue emocional, tengo que acercarme a esa persona y pedirle perdón. Desde un punto de vista práctico, los casos de daño emocional son más difíciles de reparar, ya que no hay una reparación material que compense el sufrimiento que la víctima pasó.
Pedir perdón a alguien que ofendimos o dañamos emocionalmente es quizás una de la tareas más difíciles que debemos enfrentar antes de Yom Kippur.
Cuando nos preparamos para pedir perdón tenemos que superar nuestra vergüenza (¿cómo voy a reconocer que actué mal?!!), nuestro miedo al rechazo (¿que pasa si no me perdona?) y principalmente nuestro orgullo (No actué mal! Él se lo merecía!).
Pedir perdón es muy difícil pero absolutamente necesario para que nuestra Teshubá en Yom Kippur sea aceptada.
Pregunta: ¿Puedo pedir perdón por teléfono o por email? No creo que exista una respuesta única para cubrir todos los casos posibles. Pero, en mi opinión, es un tema de sentido común. Me parece que a veces es más fácil para quien pide perdón no enfrentarse cara a cara con la víctima. De manera que un llamado o un email puede funcionar. Yo diría que, más allá del medio a través del cual uno pide perdón, lo más importante es que mi pedido de disculpas sea sincero y creíble: que no se mezcle con excusas y que sea lo más específico posible. Hay disculpas que no son disculpas: si digo, por ejemplo «Lamento que te sentiste ofendido por lo que te dije». Aquí no estoy admitiendo que hice algo mal. Es más: indirectamente, ¡estoy culpando a la víctima! Lo cual no sólo no servirá para reparar mi error, sino que lo puede magnificar.
Otra pregunta clásica: «¿Qué pasa si hable mal de una persona y esa persona no lo sabe? ¿Tengo que pedirle perdón? Porque si le pido perdón, a lo mejor empeoro las cosas.» En este caso particular creo que uno puede pedir perdón sin especificar lo que hizo y dijo. Sin embargo, cuando la víctima sabe lo que yo hice, tengo que ser específico.