כיצד מתוודה? אומר אנא ה’ חטאתי עוויתי פשעתי לפניך, ועשיתי כך וכך, והרי ניחמתי ובושתי במעשיי, ולעולם איני חוזר לדבר זה.
Continuamos explicando el Viduy. Ayer dijimos que para Maimónides es necesario ser específico cuando uno verbaliza las malas acciones o errores cometidos. Luego, nos dice que debemos expresar también dos sentimientos: en hebreo: 1. Nijamti 2.UBoshti , «me arrepiento y me avergüenzo». En otras palabras, cuando hacemos el Viduy debemos despertar en nosotros mismos el sentimiento de arrepentimiento y remordimiento, y también debemos sentirnos avergonzados. El Viduy no es una confesión mecánica y fría, sino que tiene que estar acompañado de sentimientos sinceros de Teshubá. Pero, ¿Por qué debo sentir vergüenza ?
Nuestros rabinos dijeron que la «vergüenza» es uno de los tres elementos del sistema emocional, mental y ético del Pueblo judío. Ellos explicaron que un Yehudí hereda «genéticamente» tres cualidades. Aparte de ser vergonzosos o tímidos (bayshanim), los judíos somos innatamente benevolentes (gomlé jésed) y compasivos (rajmanim). Los rabinos consideraban esto tan cierto que dijeron que si un Yehudí no posee una de estas tres características «sus antepasados no estuvieron presentes en el Monte Sinaí» (un eufemismo para decir que es posible que un individuo que no posee estas cualidades no sea étnicamente judío).
Además de considerar «la vergüenza» como una condición innata del carácter judío -en total contradicción con la «jutzpá» que supuestamente se atribuye a los judíos- nuestros Jajamim indicaron que «la vergüenza» es un requisito necesario para que nuestra Teshubá (arrepentimiento) se considere completa.
Maimónides escribe que cuando un hombre o una mujer cometen un pecado, ellos deben confesar y decir «…me avergüenzo de mis acciones «. El sentir vergüenza es un paso crítico para el proceso sincero de Teshubá. ¿Por qué? Porque a diferencia de la «culpa», que es un sentimiento íntimo y privado, la vergüenza consiste en la incómoda sensación de saber que nuestros malos hábitos y malas acciones son conocidos por los demás. Sentir «vergüenza» mientras hacemos el Viduy (=confesión) y articulamos nuestros pecados delante de Dios, implica que realmente sabemos o sentimos la permanente Presencia de Dios. HaShem es invisible, y resulta extremadamente difícil ser consciente de Su Presencia constante. Por lo tanto, no nos avergonzamos fácilmente cuando hacemos algo malo privadamente delante de Él, como naturalmente nos avergonzamos al hacer algo mal delante de otras personas. Ahora bien, si llegamos a sentirnos avergonzados de nuestras transgresiones cuando estamos en privado delante de Dios, significa que hemos alcanzado un nivel muy elevado de Emuná (fe). Significa que tenemos claridad respecto a Su existencia, y que Su presencia es tan real para nosotros como la presencia física de otras personas. Cuando sus alumnos vinieron a visitarlo en su lecho de muerte, Ribbí Yojanán ben Zakai los bendijo diciéndoles: יהי רצון שתהא עליכם מורא שמים כמורא בשר ודם , «Les deseo que tengan tanto temor y respeto por Dios como el que tienen por los hombres». Sus alumnos se sorprendieron y dijeron, «¿Nada más que eso?» Y Ribbí Yojanán les explicó que sentir la presencia de Dios con la claridad que sentimos la presencia de otros individuos, demuestra un nivel de fe muy elevado.
Cuanto mayor sea nuestra conciencia de la Presencia de Dios, mayor será el sentimiento de vergüenza que nos embarga cuando nos arrepentimos de nuestras transgresiones delante de HaShem y viceversa.
Continuará…