martes, diciembre 3, 2024
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El SHOFAR y Pepito Grillo

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Recuerdo que la primera vez que escuche la palabra «conciencia» fue cuando era chico y descubrí a uno de mis personajes favoritos: «Pepito grillo», la conciencia de Pinocho. Pepito trataba de evitar que Pinocho se metiera en aprietos, y especialmente lo protegía de que cayera en malas influencias. Mientras Pinocho escuchara a Pepito, todo estaba bien. Los problemas empezaron para el niño de madera cuando eligió ignorar los desesperados llamados de advertencia de su grillo….
La conciencia es una parte integral de nuestra neshamá (alma humana). Su misión es advertirnos cuando estamos por hacer algo mal.  Es el mecanismo mental y espiritual que HaShem nos concedió para protegernos de nosotros mismos.
Nuestra conciencia (=yetser hatob) es la voz interior, que cuando, por ejemplo, estamos a punto de decir algo negativo sobre alguien (lashón hará) nos grita desde adentro: «No lo hagas, es muy malo hablar así de otra persona, ¿Te gustaría que dijesen eso de ti?»
Pero, ¿Qué pasa cuando ignoramos el primer llamado de nuestra conciencia? ¿Cuántas veces nuestra conciencia nos advertirá sobre lo malo que estamos por hacer?
La conciencia grita, y muy fuerte, la primera vez que estamos por hacer algo mal. Los Tsadiqim (=las personas completamente rectas) escuchan y obedecen al primer llamado de su conciencia. Por lo tanto, tienen una conciencia alerta, permanentemente «activa» que les habla con una voz firme y muy alta.
Pero ¿qué pasa si, como Pinocho, decidimos ignorar las advertencias de nuestra conciencia?
Cuando ignoramos el primer llamado de atención de nuestra conciencia, esa voz interior se hace cada vez más baja y se debilita… La conciencia se vuelve virtualmente muda. Y si persistimos en nuestro mal accionar, la conciencia queda como anestesiada, o en las palabras de Maimónides, «se queda dormida».
De acuerdo a Maimónides el Shofar es el despertador de conciencias. De las conciencias que, por no haber sido escuchadas la primera vez, se han quedado dormidas. El Shofar nos ayuda a recuperar la voz original de nuestras conciencias dormidas.
En este sentido, cuando escuchemos el Shofar en Rosh haShaná, comenzaremos el proceso más profundo de la Teshubá.  Nos despertaremos de nuestro letargo moral y reexaminaremos nuestro proceder a la luz de una conciencia renovada, despierta y alerta, que nos llamará la atención como si fuera la primera vez.
El Shofar es el despertador Divino que nos llama a reflexionar, reevaluar nuestra conducta y preguntarnos: ¿Es posible que estemos haciendo las cosas mal, y ya ni siquiera nos damos cuenta? Hablamos críticamente de los demás, no nos conducimos con honestidad, tratamos mal a la gente, no apreciamos lo mucho que HaShem nos da, perdemos nuestro tiempo en vanidades materiales, etc, etc, etc…. y nos hemos acostumbrado tanto a esa rutina, que nuestra conciencia ya no nos reclama ….
En las palabras de Maimónides (MT, Teshuba 3: 4) el Shofar de Rosh Hashaná transmite un poderoso mensaje:
«¡Despertad de vuestro letargo, todos aquellos soñolientos! Los que están durmiendo, que se levanten a examinar sus acciones. Que se arrepientan de lo que han hecho mal y recuerden a su Creador … Examinen sus almas. Mejoren su conducta. Abandonen sus malos caminos y sus malos pensamientos»

 

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