En este Salmo David HaMelej toca una cuestión muy importante y relevante, incluso (o especialmente) para la sociedad moderna. ¿Se puede ser un hombre moral si no se cree en D-s? Tehilim dice que una persona que no cree en D-s, siente que no debe rendir cuentas a nadie, en el ámbito moral, más que a sí mismo. Y puesto que es prácticamente imposible vernos a nosotros mismos con objetividad, para el Rey David, una persona que no tiene a HaShem como su juez está condenado a actuar sin moralidad. Como han dicho nuestros rabinos: kol derej ish yashar beenav, «Todo lo que una persona hace es correcto a sus propios ojos». Somos jueces muy pobres cuando se trata de ver críticamente nuestras propias acciones. Cuando no aceptamos un código objetivo del bien y el mal, el relativismo moral es inevitable.
A veces, dice David HaMelej en el versículo de apertura de este Mizmor, (10: 1), parece como que «D-s se mantiene a la distancia. Ignorando nuestra súplica en momentos de angustia». ¿Cuando pasa esto? Cuando el hombre malvado persigue al pobre y éste cae atrapado en las trampas del corrupto (10: 3). Ese sentimiento de «yo puedo triunfar practicando la injusticia», hace que los malvados crean que tienen éxito porque D-s no existe. Esto se considera una ofensa hacia los «cielos». Blasfemia es (10:4), comportarse como si no existiera un Juez en los cielos. Para David HaMelej las acciones son una consecuencia directa de las creencias. En otras palabras, la injusticia, la corrupción, el robo, el asesinato, todos estos actos son un testimonio de que el autor de estos crímenes cree que no hay D-s.
(10:5) «Sus caminos son inciertos, todo el tiempo». Esto quiere decir que las normas morales de los impíos son erráticas, variables. Un día, si le conviene a él, este acto es correcto, y al día siguiente, si no le conviene a sus interés, ese mismo hecho está mal. Para el judío justo, la moral se mide por la forma en que un acto es percibido por D-s, según lo prescrito en Su Torá. Para los malvados no se trata de la visión de D-s, sino de cómo el autor «se siente» al respecto. Una cosa es buena si te hace sentir cómodo contigo mismo. No hay GPS moral, si no un sentido de comodidad. Y como sabemos , nuestra mente y nuestra imaginación son insuperables para encontrar excusas y hacernos sentir siempre cómodos, sin culpa, con lo que hacemos.El impío está muy seguro de su éxito, se dice a sí mismo (10: 6), ya que no existe Dios «Yo no tropezaré», no fallaré. Mientras mi plan sea un buen plan, y mientras tenga todos los ángulos cubiertos, no existe ningún factor externo (= Dios) que se interponga en mis esquemas.
Por lo tanto, afirma David, (10: 7) los malvados no dudan en mentir o jurar falsamente «Su boca está llena de promesas, su lengua es toda astucia y engaño». Si no hay Dios, ¿Ante quién seremos responsables por las falsas promesas? El malvado siempre encontrará una manera de sentirse cómodo con lo que hizo, de justificarse a sí mismo por haber tenido que mentir, robar romper su promesa …
Los siguientes versículos describen otras acciones deplorables de los impíos: tienden emboscadas, mienten, arrebatan los medios de los pobres, matan. Diciéndose siempre a si mismos: «D-s no existe. O incluso si existe, (10:11) D-s no está mirando. D-s ignora lo que hacemos. No se involucra. No le importa.»
A partir de ahora, David HaMelej se dirige a D-s y reza por la justicia: En esos momentos en que parece que Tú estás lejos, yo te suplico HaShem: (10:12): «Oh Señor, no te olvides de los oprimidos» (10:14) Tú eres Quién ayuda a los huérfanos. Tú eres Quien romperá el brazo (=el poder) de los impíos (10:15). El mundo sabrá entonces que Tú eres el Rey, el Juez Supremo, para siempre. (10:16). Que Tú sí escuchas el grito de los pobres (10:17) y que harás justicia, y no dejarás que ningún hombre oprima a otro hombre en Tú mundo (10:18).