ABOT: ¿Quién tiene que saludar a quién?

רבי מתיא בן חרש אומר: הוי מקדים שלום לכל אדם

Rabbí Matiá ben Jarash fue un importante Tanná, un rabino del tiempo de la Mishná, que vivió en la segunda mitad del siglo II de la era común. Luego de la derrota de Bar Kojbá, Rabbi Matiá ben Jarash dejó Erets Israel, se instaló en Roma y fundó allí la que pudo haber sido la primera Yeshivá en Roma. Fue famoso por la extrema dedicación a cumplir las Mitsvot, tanto las Mitsvot hacia D-s, cuanto las Mitsvot hacia los demás.  Si bien es mencionado en varias baraytot, Rabbi Matiá no tiene muchas Mishnayot en su nombre. De hecho, solo hay 2 en todo la Mishná. Y una de ellas es la que aprenderemos hoy.

Rabbi Matia dice HEVE MAQDIM SHALOM LEJOL ADAM «Sé el primero en saludar a toda persona.»

Este gesto, ser el primero en extender un saludo a los demás, era considerado por los sabios como una gran virtud. ¿Por qué?

Porque en nuestras interacciones familiares y sociales siempre estamos esperando que alguien note nuestra presencia, que nos preste atención. Y muchas veces dos personas se ven y no se saludan, simplemente porque cada uno está esperando que el otro salude primero. Claro, es arriesgado ser el primero en saludar. ¿Qué pasa si la otra persona no me devuelve el saludo,  o no me saluda con la misma intensidad que yo lo saludé?  Por eso es que mucha gente prefiere no ser el primero en saludar. Optan por esperar que el otro dé el primer paso. Y a veces eso crea un círculo vicioso (no me saludas > no te saludo > no me saludas) destructivo y produce tensiones innecesarias.

Para romper este círculo vicioso Rabbi Matiá ben Jarash nos indica que seamos los primeros en saldar. Que nos sobrepongamos a nuestra timidez, o a nuestra vanidad, y saludemos primero.

Así, en lugar de un círculo destructivo estaremos generando un efecto domino positivo. Si yo saludo primero, especialmente si lo hago con una amplia sonrisa, es muy poco probable que sea rechazado.  En la mayoría de los casos, la gente no saluda primero por timidez, no por arrogancia.  Y la buena noticia es que cuando somos los primeros en saludar estaremos dando un ejemplo de buen conducta que suele ser imitado por los demás.

La Gemará cuenta que uno de los más grandes e importantes rabinos de todos los tiempos, Rabbán Yojanán ben Zakai, siempre se adelantó a saludar a los demás, aun a los gentiles que encotraba en la calle.

 רבן יוחנן בן זכאי, אמרו בגמרא: «שלא הקדימו אדם לשלום מעולם. אפילו לא נכרי בשוק

מסכת ברכות דף י»ז.

«Raban Yojanan ben Zakai, nunca fue anticipado en su saludo por ninguna otra persona, ni siquiera por un gentil en el mercado»

Yo tuve el gran zejut de conocer una persona que cumplía esta instrucción de los Jajamim y el modelo de Rabban Yojanán ben Zakai al pie de la letra. Me refiero a mi primer maestro, Rabbi Saadiá Benzquen, z»l. Shabbat por la tarde, luego de estudiar en su casa, caminábamos hacia la Sinagoga de la calle Piedras, unas cinco cuadras desde la calle Garay. Normalmente llevaría 5, 6 minutos llegar a la Sinagoga. Pero Ribbí Saadia tardaba media hora. ¿Por qué? Porque desde que salía de su departamento hasta que llegaba a la Sinagoga, rabbi Saadia saludaba a todas las personas que veía, todos gentiles. Todos. El portero, el que vendía diarios y revistas abajo de su casa, el de la farmacia,  el del quiosco de le esquina, y a todos los vecinos que encontraba en esas 5 cuadras. A todos saludaba con su nombre y con mucho afecto. Tal como lo indicó Rabbi Matiá ben Jarash y como lo hacía Rabbi Yojanán,  Ribbi Saadiá nunca esperaba que lo saludaran a él. Él era siempre el primero en extender el saludo.  La gente apreciaba tanto este gesto que todos, sin excepción, se paraban en veneración y admiración al ver este ser humano tan educado, humilde y generoso, que siguiendo las palabras de rabbi Matiá generaba este gran Qiddush haShem.