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Pesaj, Matsa y Maror

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De acuerdo a Rabban Gamliel hay 3 conceptos que deben mencionarse en el Seder para cumplir con la mínima obligación de transmitir a nuestros hijos la historia de Pésaj. Estos 3 conceptos son: Pésaj, Matsá y Maror.

Antes de explicar estas ideas, una por una, veamos como se relacionan entre sí.

Pésaj, es lo que HaShem hizo por nosotros. Matsá, es lo que hicimos nosotros, ‘am Israel, para merecer nuestra libertad. Y Maror es lo que nos hicieron los Egipcios. De esta manera, estos 3 conceptos apuntan al rol de los 3 principales protagonistas de la historia de Pésaj.   Empezaremos por el final.

MAROR

Ayer explicamos el Maror, la forma en la que los egipcios nos maltrataron, nos demonizaron y nos hicieron sufrir (ver aquí). Rabban Gamliel nos dice que no debemos privar a nuestros hijos de esta dolorosa información. Que de alguna manera deben saber que nuestro destino como pueblo elegido implica estar expuesto a la demonización y la persecución de los pueblos. Deben preservar la memoria de nuestro sufrimiento. ¿Por qué? Porque la Tora nos enseña que debemos canalizar positivamente la memoria del dolor y la opresión que nuestros padres pasaron en Egipto. ¿Cómo? No dejando que otra gente sufra! Preocupándonos por el que tiene menos. Y recordando que no debemos oprimir al débil o a quién trabaja para nosotros, judío o gentil. ¿Por qué? ki gerim heytem beerets mitsrayim, «porque fuimos esclavos en Egipto,» y sabemos en carne propia lo que sufre el abusado.  Así, enseñaremos a nuestros hijos a honrar la memoria de nuestro sufrimiento: evitando que el sufrimiento se repita .

MATSA

Matsa representa lo que el pueblo judío hizo para merecer su libertad. El día 10 de Nisán, HaShem ordenó a los Yehudim que tomaran una oveja y la mantuvieran con ellos. Hay que recordar que los egipcios adoraban a muchísimos animales, ya que para ellos los animales encarnaban los poderes de sus dioses. El cocodrilo o el hipopótamo, por ejemplo, eran adorados como seres sagrados por encarnar el poder y la ferocidad.  Las ovejas, especialmente los machos conocidos en español como «carneros», simbolizaban la virilidad y el poder de la procreación. Los Yehudim  se enfrentaba ahora a un gran desafío: debían tomar uno de esos carneros, mientras esperaban las ordenes de HaShem de sacrificarlo. Lo cual era peligrosísimo respecto a los egipcios,  tan peligroso como hoy en día sacrificar públicamente una vaca en la India. Pero lo más difícil, y meritorio, fue que el pueblo de Israel demostró que podía «liberarse» de la cultura idolatra! Recuerden que los Yehudim vivieron inmersos en esa sociedad por 10 generaciones y estuvieron expuestos a todo tipo de supersticiones y fetichismo, propios de la ‘aboda zara (idolatría).
El 14 de Nisan, HaShem ordenó a los Yehudim sacrificar el carnero, exponer su sangre en las puertas, asarlo y comerlo. Imaginases la tremenda dificultad sicológica de sacrificar y comer, un animal que sus amos adoraban. Recuerden que los esclavos naturalmente temen a sus amos, y cuanto más deberían haber temido  a los «amos de sus amos», a los animales que sus amos consideraban dioses!   HaShem quería que los Yehudim «merecieran» su libertad y demostraran que no eran esclavos del pensamiento idolatra. Que ellos entendían que los dioses egipcios eran falsos, productos de la imaginación humana. Los Yehudim no dudamos, y en una sola noche, en un tiempo inferior al que le lleva a la masa del pan fermentar, desenmascaramos la idolatría, nos liberamos de ella, la dejamos atrás y nos entregarnos en las manos de Bore Olam.  El profeta Yrmiyhau recuerda este gran mérito, cuando dijo en nombre de haShem: «Recuerdo tu mérito de joven, tu amor [incondicional por Mi]: cuando fuiste capaz de seguirme hasta el desierto, a una tierra seca [sin agua, y sin más comida que la matsá]» (Jeremiah 2:2).

PESAJ

En Inglés a Pésaj se lo llama «Passover» (i.e., pasó por encima, salteó), lo que significa que cuando HaShem estaba matando a los primogénitos egipcios, «salteó», pasó por encima de la casa de los Yehudim y no los afectó. Esta es la clásica interpretación de la palabra «pésaj».
No obstante, de acuerdo al rab Menashe Ben Israel y muchos otros, la idea de Pésaj es un poco más profunda, y a la vez, desconocida.  El rab Ben Israel explica que la palabra «pésaj» o «pasaj» no debe ser entendida como «salteó» sino como «protegió» (jayis, como lo traduce el Targum Onkelos).  Cuando HaShem desató la décima plaga, la muerte de los primogénitos, lo que la Torá llama «mashjit», (destructor, plaga) esta plaga tendría que haber afectado, «de manera natural», a todos los primogénitos de Egipto, gentiles o judíos, indiscriminadamente. HaShem, sin embargo, «protegió» las casa de  los Yehudim («pasaj) y no dejó que la mortal plaga afectara a los primogénitos judíos (para entender esta lectura, se debe leer detenidamente el pasuq en Shemot 12:13 y 12:23 o ver una explicacion más detallada aquí).
Pésaj, entonces, es la festividad en la que celebramos la constante, directa y «sobrenatural» protección que HaShem le brinda al pueblo de Israel. Esta protección selectiva (hashgajá peratit) que comenzó la noche del 15 de Nisan, en Hebreo conocida como lel shimurim,  es la protección que acompaña desde entonces a Am Israel a través de su historia y hasta nuestros días.  Tal como ocurrió esa noche en Egipto, HaShem protege a Israel de una manera «milagrosa». La existencia de Israel desafía las estadísticas o las predicciones más lógicas. 1. El pueblo judío, el grupo humano más perseguido y hostigado en la historia de  la humanidad, no debería existir, pero existe! 2. ¿Cómo se explica que el estado de Israel -el único país del mundo cuya existencia es deligitimizada y creíblemente amenazada, el único país del mundo rodeado totalmente de vecinos (y vecinos de vecinos) que buscan su aniquilación, y que cuentan con todo el apoyo internacional y con 100 veces más población y territorio–siga existiendo.    La verdad es que Am Israel–el pueblo y el Estado– existe «milagrosamente», porque, tal como ocurrió esa noche (lel shimurim)  HaShem nos sigue protegiendo

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