רבונו של עולם הריני מוחל וסולח
La semana pasada explicamos que cuando alguien se disculpa por habernos hecho algo malo, voluntaria o involuntariamente, debemos estar dispuestos a perdonar y a olvidar (ver aquí). Después de todo, en estos días le estamos pidiendo a Dios que nos perdone, y dar el primer paso perdonando a los demás, nos hará sin dudas más merecedores del perdón de HaShem.
Pregunta: ¿Podemos perdonar a los demás por nuestra cuenta, o debemos esperar que nos vengan a pedir perdón?
Hay una diferencia fundamental entre pedir perdón y otorgar el perdón. Conceder el perdón se puede hacer de manera unilateral. Obviamente, es mejor y más apropiado cuando quien nos dañó u ofendió viene y se disculpa ante nosotros. Pero a veces las personas son tímidas o tienen demasiadas barreras psicológicas, como orgullo o baja autoestima (generalmente estos dos problema van de la mano) lo cual les impide la posibilidad de hacerse cargo de sus malas acciones y pedir disculpas.
Entonces, podemos perdonar unilateralmente.
En la Guemará Meguilá 28a, leemos que los alumnos de Rabbi Nejuniá ben haQané, que era muy anciano, le preguntaron: «¿Qué obras especiales ha hecho usted, nuestro Maestro, para merecer vivir tantos años? Rabbi Nejuniá entre otras cosas, dijo que «el rencor hacia mi prójimo nunca llegó hasta mi cama» (ולא עלתה על מיטתי קללת חברי). La Gemará explica que Mor Zutra explicaba (=aplicaba) esta regla de la siguiente manera: cada noche antes de acostarse decía: «Perdono a todos aquellos que me han ofendido» el día de hoy.
En otras palabras, todas las noches antes de ir a dormir Rabbi Nejunyá, Mor Zutrá y probablemente muchos otros Jajamim practicaban el «perdón unilateral». Esta exoneración por iniciativa propia liberaba a Rabbi Nejunyá de cualquier odio o resentimiento hacia el prójimo, y tuvo un impacto positivo en la cantidad (y probablemente también en la calidad) de años que vivió.
Hay una hermosa Tefilá que se encuentra en todo libro de oraciones en la sección de Qeriat Shema ‘al haMitá, inspirada en el ejemplo de rabbi Nejuniá, que decimos todas las noches inmediatamente previo al Shemá Israel, antes de dormir.
El siguiente es un extracto breve de esta oración «RIBBONO SHEL OLAM, HARENI MOJEL VESOLEAJ …»
Amo del Universo! He aquí que yo perdono a cualquier persona que me haya agraviado o me haya ofendido. Ya sea que haya afectado mi persona, a mi dinero o a mi honor, o a cualquier otro aspecto de mí. Lo perdono, ya sea que haya pecado contra mí accidentalmente o voluntariamente; por negligencia o con premeditación; por medio de la palabra o por medio de la acción física. Lo perdono. Y te pido HaShem, que ninguna persona sea castigada por mi culpa …
Aclaración:
Aquí nos referimos a perdonar ofensas menores, en particular agravios sociales, es decir, cuando un amigo, un familiar o un vecino, dijo algo negativo de nosotros o hizo algo que nos ofendió, etc. No estamos hablando de crímenes, actos de terrorismo, etc.