¿Por qué nos referimos a HaShem como Rey?
Anteriormente, explicamos el nombre «Abinu», nuestro padre, en referencia a HaShem. Ahora vamos a explicar la palabra «melej», Rey, con la cual nos referimos a HaShem muchas veces, tanto en la Tora como en nuestras oraciones diarias.
¿Por qué llamamos a D-s Melej, «Rey» o Malkenu, «nuestro Rey»?
Hay al menos dos razones que nos referimos a HaShem como nuestro Rey.
La primera razón es porque nosotros, el pueblo judío, nos consideramos sujetos (o súbditos) de D-s . Seguimos y obedecemos Sus leyes como los súbditos obedecen las leyes de su Rey o Gobernante.
La primera vez que el pueblo judío proclamó a HaShem como su Rey fue inmediatamente después que salieron de Egipto. Cuando cruzaron el mar Rojo y cantaron Shirat Hayam, «la canción del mar» en gratitud a HaShem por su salvación. Al terminar esa canción dijeron: «HaShem imloj le’olam va’ed», HaShem será (nuestro) Rey para siempre» .
Poco tiempo después, cuando el pueblo de Israel estuvo al pie en el Monte Sinaí, recibió los 10 Mandamientos, y aunque la palabramelej no se utiliza explícitamente en ellos, la idea de D-s como Soberano, se transmite claramente en el primer mandamiento. Según Maimónides, el primer mandamiento consiste en aceptar a HaShem como «ELOQEJA», que en este contexto significa, «Juez Supremo», o Soberano. En otras palabras, el primer mandamiento dice: «Yo soy HaShem, tu autoridad más alta (= Eloqekha), Yo soy el que te liberó de la esclavitud de Egipto», por lo tanto, ya no eres un esclavo del Faraón. Ahora, yo soy tu Soberano, y tú eres uno de Mis súbditos.
Esta idea cardinal se repite nuevamente, utilizando una vez mas la misma palabra, «Eloqenu», en el sentido de «Soberano», en el primer pasuq del Shema Israel: «Escucha, Israel, HaShem es nuestro Dios …». Los rabinos dijeron explícitamente que al recitar estas palabras hay que «aceptar sobre nosotros el yugo del Reino de los Cielos», (qabbalat ‘ol maljut Shamayim), en otras palabras, reconocemos a HaShem como nuestro Rey y Soberano.
HaShem es obviamente melej ha’olam, el Soberano de todo el mundo. Pero lo que hace al pueblo de Israel especial, lo que nos distingue del resto del mundo, es que nosotros reconocemos a HaShem como el Rey. ¿Cómo expresamos nuestro reconocimiento y aceptación de HaShem como nuestro Rey, más allá de las proclamas verbales,? Al vivir según Sus leyes, es decir, según los mandamientos de la Tora.
Algo más. En el mundo antiguo (y tal vez en algunas partes de nuestro mundo moderno esto sigue siendo igual …) el rey, el gobernante humano, se concebía a sí mismo, y era visto por sus sujetos, como un Soberano supremo. Los reyes se sentían superiores. Como establecían las leyes que sus súbditos debían obedecer bajo pena de muerte, los Reyes se sentían sobrehumanos, prácticamente «dioses», a los que había que obedecer y rendir pleitesía. En este sentido se puede decir que, mientras los pueblos gentiles concebían a su rey como su dios, nosotros, el pueblo judío, proclamamos a Dios como nuestro Rey y Soberano.
(En la antigüedad, este sentimiento de «divinidad» era especialmente cierto en el caso de los «emperadores». Me explico:… En el pasado existian reyes y emperadores Los emperadores, como Nebujadnezzar, Ajashverosh, los emperadores romanos, etc. gobernaban sobre varios reinados y sobre varios reyes. Por eso el emperador era llamado en hebreo «melej melajim», el rey de reyes. Los emperadores se sentían como «dioses» virtuales porque no había nadie en el mundo que fuera más poderoso que ellos. Mientras que los reyes estaban sujetos a ellos, ellos, los emperadores, no debían obediencia a nadie. Esta es la razón por la cual nos referimos a HaShem como Melekh Malkhe haMelakhim, «el Rey de los reyes de reyes», en otras palabras, HaShem es el que gobierna sobre reyes, y también sobre los emperadores).
Hay una razón adicional, más profunda, por la cual llamamos a HaShem Rey, como lo explicaremos a continuación.
Nuestros Jajamim establecieron la recitación de Berajot (bendiciones) cuando uno come algo, o cuando uno disfruta de un aroma agradable o también cuando uno ve algo singular. Estas ultimas berajot se llaman birkot hareiya, las bendiciones que se dicen cuando alguien ve algo que lo alegra mucho, por ejemplo shehejeyanu cuando uno se encuentra con un ser querido que no vio durante más de un mes, o cuando uno ve algún fenómeno natural excepcional, o también cuando uno ve un eminente Sabio de Israel o un Monarca, un rey, judío o gentil.
La beraja que se dice cuando uno ve a un Rey (gentil) es “shenatan mekebodo lebasar vadam” “Bendito eres Tu HaShem que le otorgaste a un ser humano una fracción de Tu honor” . Ahora bien, ¿Qué tipo de Monarca califica para mercer esta Beraja? ¿Qué pasa por ejemplo, con el Rey de España, o de Bélgica, que no tienen hoy la autoridad suprema que solía tener un Rey? ¿Se dice esta bendición por estos Monarcas que tienen un poder mas bien simbólico y representativo? La respuesta es que la bendición del Rey se dirá solamente al ver un Rey que tiene jurisdicción sobre la vida de sus sujetos. Un Soberano con la autoridad para decretar la pena capital o indultar a un ciudadano condenado a muerte. Sin juzgar los méritos o no de ese Rey, es esa autoridad suprema, la potestad sobre la vida de sus sujetos, la que definirá a este individuo como un autentico Monarca.
Ahora podemos entender mejor lo que queremos significar cuando nos referimos a HaShem como REY, particularmente en nuestras Tefilot (rezos o plegarias) de Rosh HaShana y Yom Kippur. Al llamar a HaShem “Rey” reconocemos que nuestras vidas físicas, la continuación de nustra existencia, está en manos de HaShem. En realidad, cada vez que decimos “melej” deberiamos asumir nuestra inescapable mortalidad (que por lo general ignoramos) y nuestra dependencia total en la bondad de HaShem, Quien tiene la última palabra sobre la continuación o la interrupción inmediata de mi vida. Esta idea, lejos de hacernos temer, nos debe ayudar a apreciar inmensamente cada instante de nuestras vidas.
La palabra Melej entendida en este sentido es muy relevante durante Rosh HaShana y Yom Kippur porque es entonces cuando nuestras vidas son juzgadas.
Rabbi Akibá formuló una combinación litúrgica de dos formas de llamar a HaShem, que manifiestan dos polos opuestos: “Abinu Malkenu” (nuestro Padre, nuestro Rey). Abinu, como ya explicamos, quiere decir que HaShem es nuestro progenitor, el que nos dio la vida. Mientras que Malkenu afirma que nuestras vidas están en Sus manos, y que HaShem, es el Rey Supremo con la autoridad y la posiblidad de interrumpir nuestra existencia. “Abinu Malkenu” nos recuerda que nuestra vida es un regalo de HaShem, desde el principio hasta al final.