viernes, marzo 29, 2024
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TESHUBA 3:5: Soy, lo que haga con mi vida en los próximos 5 minutos

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En el tercer capítulo de su Hiljot Teshubá, Maimónides explica que en términos de comportamiento religioso hay tres categorías de personas: rasha ‘, tsadiq y benoni.

El rasha’(la persona mala) es aquel individuo cuyo balance de buenas y malas acciones es negativo. El tsadiq (la persona justa) es aquel que ha hecho más bien que mal. Y el benoni (la persona promedio, algo así como el hombre mediocre de Ingenieros) es definido por Maimónides como la persona cuyos buenas y malas acciones se hayan en un estado de equilibrio (3:1).

En una Halajá posterior (3: 4) Maimónides explica que este cálculo de buenas y malas acciones es inaccesible para nosotros. Ya que esta evaluación no depende de la «cantidad» de preceptos que hayamos observado o transgresiones que hayamos realizado, como si fueran «puntos» rojos y azules en un cuadro de puntaje. En realidad, este cálculo sólo lo conoce Dios. ¿Por qué? Porque Él es el único que sabe, por ejemplo, cuál es nuestro verdadero potencial. Si mi potencial para hacer Mitsvot es 10, porque tengo los medios, el tiempo, el conocimiento, etc., para llegar a 10, pero alcance sólo 7, tengo menos mérito que la persona cuyo potencial es 5, porque quizás no tuvo los medios or posibilidades de llegar más alto que 5, y ha llegado a 5. 5 puede ser más que 7! (5/5 >7/10).

Otro ejemplo: solamente HaShem conoce las fuerzas psicológicas negativas que podrían estar influyendo en una persona para empujarlo a hacer lo que no debería hacer. Cuando más intensas estas fuerzas son, más mérito tiene el individuo que las supera y se control. Para algunas personas  puede ser muy difícil evitar su deseo de robar, ya que podría tener una inclinación natural al robo, o haber sido educado a que siempre puede tener lo que desee.… Para otro individuo, no robar o no mentir podría no ser un gran desafío, ay que su naturaleza así lo dicta.

En fin, el saldo positivo o negativo de nuestros méritos es inaccesible, aún para nosotros mismos, dice Maimónides, sólo lo conoce HaShem.

Este pensamiento conduce a Maimónides a la siguiente pregunta: Ya que no puedo saber si a los ojos de HaShem soy una buena o una mala persona ¿Cómo tengo que verme a mí mismo?

Si veo a mí mismo como un hombre justo, podría confiar demasiado en mis méritos y permanecer en un estado de inercia y estancamiento. Nada tengo que hacer para mejorar. Es más, creo que tengo crédito para cometer algunos pecados … En el otro extremo, si me veo a mí mismo como un tipo malo, podría pensar que ya estoy más allá de la redención (a esto lo llamaron los rabinos, yeush, un estado de abandono sicológico) y pienso que ya no tengo nada más que hacer por salvarme .

Maimonides se desvía de la explicación convencional que distingue con claridad justos de pecadores y como un genial educador que era, utiliza un principio que hoy lo definiríamos como «psicología conductista”.

Maimónides concluye (3: 8) que una persona siempre debe percibirse a sí misma en un perfecto estado de equilibrio, 50/50. Como si mis buenas y mis malas acciones se encuentran en un delicado balance entre méritos y pecados. Y por lo tanto, la próxima acción que realice, inclinará la balanza al lado positivo o al negativo.

Mi próxima decisión moral, hacer una Mitsva o dejar de hacerla, cometer una transgresión o no cometerla, es extremadamente importante porque inclinara la balanza para un lado o para el otro y determinará si soy una buena o una mala persona.

El secreto, según Maimónides es pensar así SIEMPRE.  Verme permanentemente en un estado de delicado balance. “Yo soy lo que haga con mi vida en los próximos 5 minutos.”

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