jueves, marzo 28, 2024
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SEGULOT: El mejor antídoto contra la pérdida de memoria

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Maimónides afirma que ciertas Mitsvot actúan como nuestros «ángeles protectores». Una de estas Mitsvot es la Mezuzá. Pero, ¿De qué tenemos que protegernos? ¿Qué protección nos brinda la Mezuzá? Veamos. La Mezuzá es HOY más necesaria que nunca. Vivimos una vida super agitada. Estamos desbordados de todo tipo de preocupaciones y distracciones. Necesidades materiales que debemos resolver urgentemente. Cuentas que hay que pagar, trabajos que tenemos que hacer, pruebas que tenemos que pasar, competencia que debemos enfrentar, etc. Todo esto exige nuestra atención total ¡YA! Estamos tan distraídos ocupándonos de mil asuntos urgentes, que nos olvidamos de enfocarnos en lo más importante de la vida: El propósito de nuestra existencia.

Obviamente, «el sentido de la vida» es sólo relevante para aquellos de nosotros que creemos en Dios. Quien cree que estamos en este mundo por un accidente cósmico que produjo la vida de casualidad hace miles de millones de años, y que en realidad los seres humanos somos una afortunada mutación de los simios, no debería preocuparse por la cuestión del «propósito». Si no existe Dios, no existe un propósito. Sólo hay que seguir adelante haciendo lo que uno tenga que hacer para sobrevivir, observando la ley de la jungla.

Sin embargo, los que creemos que Dios creó el universo y la vida y nos creó a nosotros, sabemos que tiene que haberlo hecho con un propósito. Buscar ese propósito, y mantenerlo en mente una vez que lo encontramos, es lo que le da sentido (=dirección) a nuestra vida.

Teóricamente, deberíamos tener este pensamiento en mente de manera permanente. Casi exclusiva. Todo lo que hacemos debería estar enfocado hacia la realización del sentido de nuestras vidas.

Pero la irónica realidad es que una persona puede creer en Dios, tener en claro su propósito existencial y sin embargo está tan absorto resolviendo sus problemas mundanos que termina «olvidando» el propósito de su vida. No prestándole atención. Si esto se hace permanente, es como un suicidio espiritual. La mayor tragedia humana, tal vez.

Ahora podemos entender mejor el rol de la Mezuzá. La Mezuzá contiene en su interior el Shemá Israel: la declaración básica de la Torá que afirma la existencia de Dios. Cada vez que entramos en una habitación, cruzamos una puerta, o vamos de un lugar a otro, nos detenemos brevemente para tocar la Mezuzá. Esta pausa nos obliga a interrumpir nuestros pensamientos mundanos y recordar a nuestro Creador. La Mezuzá nos ayuda a reconcentrarnos, a recuperar la conciencia del sentido de nuestras vidas: qué es lo realmente importante. La mezuzá es el antídoto contra este peligroso tipo de olvido existencial.

Maimónides menciona explícitamente esta «segulá» de la Mezuza. En Mishné Torá, Hiljot Mezuzá 6:13 dice. «Una persona debe tener gran cuidado en [la observancia de la mitsvá de la] Mezuzá. Cada vez que uno entra o sale [de una habitación], se debe conectar con el nombre de Dios [que está escrito en la Mezuzá]… y así, acordarse del Creador. De esa manera, una persona se despierta de su letargo [espiritual] y de su obsesión con las vanidades mundanas. Así, uno reconoce que no hay nada que lo acompañará para toda la eternidad excepto el conocimiento del Creador del mundo [que haya adquirido, es decir, la conciencia cada vez más clara de que Dios existe]. Esto lo motivará a recuperar la plena conciencia [del propósito de su propia vida] y seguirá así por los caminos de rectitud».

Maimónides llama a la Mezuzá (y a los Tefilin y al Tsitsit) «ángel de protección». Ya que nos protege del olvido, y no nos permite desenfocarnos de nuestra misión en la vida. Así concluye HaRambam: «Estos son los ángeles que impiden a una persona pecar, como está escrito [Tehilim 34: 8]: «El ángel de Dios [estas 3 Mitsvot] están alrededor de los que Le temen, y los protege».

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